Cuando el arte se convierte en el lenguaje del deseo, las reglas cambian.
Borja Luzuriaga Ivánovich es el pintor más famoso del momento, conocido por sus obras que deslumbran y cuentan historias que tocan el corazón. Pero detrás de su éxito, Borja s...
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"Cuando el caos te rodea, solo queda una opción: seguir el guion que te han dado." - N.S.M.C
Las luces de las cámaras parpadeaban con una intensidad cegadora. Quackity, rojo de vergüenza y frustración, se apartó rápidamente de Luzu, sintiendo el peso de cientos de ojos clavados en ellos. El caos se propagaba como un incendio incontrolable, y los paparazzis no perdían ni un solo detalle del desastre que acababan de presenciar.
—¡Esto no puede estar pasando!— exclamó Quackity en un murmullo agitado, llevándose las manos al cabello, apretándolo como si así pudiera controlar la situación.
Luzu, que apenas se reincorporaba tras el incidente, sacudía el polvo de su chaqueta con una calma que resultaba exasperante. Su mirada cargada de desdén se fijó en Quackity como una daga.
—¿Mi culpa? Por favor, no sería yo quien pisa un pedestal como si fuera parte de un maldito circo ambulante— replicó, con un tono que destilaba desprecio.
El rostro de Quackity se encendió de nuevo, si eso era siquiera posible.
—¡No te atrevas a culparme cuando eres tú quien deja una pintura tan valiosa en un lugar tan absurdamente accesible!— respondió, cruzando los brazos en un gesto defensivo mientras trataba de mantener la compostura.
El intercambio de acusaciones encendía aún más el fuego de la situación. Los paparazzis seguían lanzándoles preguntas desde todos los ángulos, sus flashes iluminando cada rincón del caótico escenario. Fue entonces cuando un guardia de seguridad apareció, acompañado por los guardaespaldas de ambos. Su voz grave y autoritaria cortó la discusión de un solo tajo.
—Señores, necesitamos evacuar el área inmediatamente. Esto se está saliendo de control.
Quackity y Luzu intercambiaron una última mirada desafiante antes de seguir, a regañadientes, a sus respectivos equipos. Los paparazzis intentaron interceptarlos, pero con una combinación de empujones y puertas cerradas, lograron escapar del tumulto.
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