Violeta cerró la puerta de su casa con un suspiro pesado que resonó en el silencio de la noche. El recuerdo de Chiara la perseguía como una sombra ineludible. Se quitó los zapatos con gestos mecánicos, mientras su mente seguía repasando cada instante compartido con la joven. Cada sonrisa, cada mirada, cada gesto, cada roce, la manera en la que sus cuerpos se habían fundido en uno, el placer que había sentido.
Se sentó en el borde de la cama, sintiendo el peso de la incertidumbre y la confusión. ¿Qué significaba todo eso que estaba sintiendo? Nunca antes había experimentado algo así, una conexión tan profunda, casi mágica. Chiara había logrado abrir una puerta en su corazón que ella misma creía sellada.
Violeta se recostó en la cama, con la mirada perdida en el techo. ¿Qué significaba todo esto para su vida, para su mundo tan ordenado y controlado? Chiara había irrumpido en su existencia como un vendaval, desordenando cada certeza, desafiando cada límite.
Cerró los ojos y pudo sentir la presencia de Chiara a su lado, como si estuviera allí, acariciando su piel con suavidad, susurrando palabras de complicidad en su oído. Se estremeció ante la intensidad de la imagen mental, una mezcla embriagadora de deseo y temor, de atracción y desconcierto.
Chiara se había convertido en un enigma irresistible, en un desafío a su propia identidad. La hacía replantearse todo lo que conocía hasta el momento, romper sus propias reglas.
Pero para ella no todo era tan fácil como dejarse llevar. Se encontraba en una encrucijada emocional, dividida entre el deseo ardiente que Chiara había despertado en ella y el miedo paralizante de arrastrarla a su mundo sombrío. Temía que su oscuridad pudiera manchar la luz radiante de Chiara, una luz que había visto brillar en sus ojos el día del café y que se había intensificado al escucharla cantar.
Por un lado, estaba la Chiara dominante y salvaje que había visto unas horas atrás, una faceta de la joven que despertaba en Violeta una atracción visceral. Sin embargo, sabía que detrás de esa fachada también había una vulnerabilidad y una pureza que no quería corromper.
El mundo de Violeta era todo lo contrario a la luz de Chiara. Era un mundo marcado por el peligro, la intriga y la oscuridad, un mundo del que quería proteger a Chiara a toda costa. Sin embargo, a pesar de sus temores, sentía una atracción irresistible hacia ella, una fuerza magnética que la empujaba hacia un abismo desconocido pero emocionante.
Se debatía entre el deseo de mantenerse alejada para protegerla y la necesidad abrumadora de estar cerca de ella, de sentir su presencia y su calor. Sabía que no podía resistirse a la atracción que sentía, pero al mismo tiempo, temía las consecuencias de dejarse llevar por ella.
En lo más profundo de su ser, donde las sombras danzan con la luz, Violeta se creía invencible. Era una fuerza indomable, una tempestad que desafiaba al mundo. Su mundo estaba lleno de peligros y desafíos, pero siempre había sabido cómo mantenerse en pie, cómo protegerse a sí misma y a los suyos. Esta convicción estaba arraigada en su ser, alimentada por la creencia de que el respeto que inspiraba en su mundo la hacía intocable.
Sin embargo, en medio de su seguridad, había una sombra de duda que se agitaba en su interior. Desde joven, su padre le había inculcado la creencia de que el amor era una debilidad, una fisura en la armadura que los demás podrían aprovechar para herirte.
- "El amor, querida, nos hace vulnerables", recordó las palabras de su padre pronunciadas con voz profunda y firme, como si cada palabra fuera una revelación transmitida desde tiempos inmemoriales. "Nunca dejes que nadie descubra tus debilidades, porque serán las armas que usarán en tu contra, las grietas por las que te destruirán. Recuerda, siempre es mejor mantenerlas ocultas, lejos de aquellos que buscan tu ruina".
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Chicago
FanfictionVioleta es una mujer que aparenta tenerlo todo como propietaria del club nocturno más importante de la ciudad, pero en realidad lleva una vida que detesta, marcada por decisiones tomadas por su difunto padre. Atrapada en un mundo de luces brillantes...