Rosas

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En la mañana, después de esa madrugada un tanto rara para Mo Danielle, decidió marcharse, sin antes saborear el delicioso desayuno de la señora Kim.

Minji al levantarse, vio como la australiana ya no se encontraba en su casa, rápidamente tomo el teléfono que estaba en la mesa de noche, no había recordado sacar su teléfono pero estaba ahí, eso era lo más importante.

"Disculpa si te levantas y ya no me ves, mi madre me ordenó llegar temprano a casa, te veo el lunes Min Min. ;)"

Se sintió aliviada, no se tendría que atragantar con burbujas la mañana.

Lunes, nuevamente la mayor fue a dejar a su hermanita a la escuela, manteniendo un ojo en ella esperando que se desapareciera entre los pasillos de la escuela, para asegurar que no se escapara

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Lunes, nuevamente la mayor fue a dejar a su hermanita a la escuela, manteniendo un ojo en ella esperando que se desapareciera entre los pasillos de la escuela, para asegurar que no se escapara.

Como acostumbraba los últimos días, llego temprano, tomando la misma banca en la cual siempre solía desayunar. Saco una Mountain Dew, si una Mountain para desayuno, y un pan tostado con margarina.

Para su desgracia sólo tuvo diez minutos de paz hasta que llego aquella chica de cara fina, sentándose a lado de ella.

Las burbujas nuevamente, acumuladas en su garganta. Pero... esta vez sentía algo mas, no en su garganta, afortunadamente, pero si en sus manos.

¿Tal vez solo le empezaron a sudar por la cercanía de Danielle? Eso era completamente normal.

Pero esta sensación era un poco rara, ya que era algo mas que sudor, algo que se acumulaba bajo su palma. Su mente estaba decidiendo si voltear y ver su palma o no hacer nada. La otra seguía platicando, como loro, sin darse cuenta que Minji, para nada, estaba prestando atención a sus palabras.

Se dio la vuelta para soltar algunos burbujas, disimuladamente que volaron por e patio de la universidad.

─Minji, ¿me estás escuchando? ─poso su delgada mano sobre la ajena.

Diablos.

La masa desconocida creció más, solo por aquel tacto.

─Oh, s-si... ─trago en seco.

Esta vez, lo desconocido si empezó a sentirse incómodo, era suave y mojado.

─¿Entonces de que hablaba? ─cuestionó a la mayor.

Puta madre.

─Bien, me atrapaste... no se ─intentó esconder su incomodidad─, disculpa, Dani.

La masa comenzó a esparcirse fuera de la palma, ahora era una obligación verlo, antes de que Danielle gritara del susto. Cuidadosamente y lentamente quito su mano del agarre de la otra y la vio de reojo.

Había rosas brotando de sus manos, rápidamente coloco aquellas en los bolsos de su pantalón.

─¿Que paso? ─miro las manos escondidas de la coreana─, ¿mis manos son muy ásperas?

─No, no, para nada; solo tengo frio... ─mintió. 

¿Como le iba a decir que unas rosas brotaron lentamente de sus manos?

─No me mientas, Minji. ─su tono se volvió más serio de lo normal─. ¿Crees que soy una estupida? Me mentiste aquella madrugada del viernes.

─Prácticamente era un sábado ya que--

─No cambies el tema.

Minji se callo inmediatamente, bajando su cabeza como un cachorro siendo regañado. Sintió como la mano de la australiana recorría por sus brazos hasta tocar su muñeca, rápidamente respondió ante esto, levantándose, sacando sus manos rapidamentes y salir corriendo con su mochila. Un pequeño pétalo cayó, sin que ella se diera cuenta; la menor se acerco a este, agachando para recoger el singular pétalo. 

─Oh, Minji. ─rio bajito.

Y ahí estaba la coreana, lavando sus manos insistentemente, apenas salieron cinco pétalos, y estas flores no dejaban de brotar, a este punto habían llegado hasta sus codos. Intentó sacudirse, haciéndole como una águila, era más efectivo que lavarse, asi que lo repito varias veces, hasta que fue interrumpida por la presencia de una australiana de baja estatura.

─¿Minji? ─Hanni pregunto, confundida.

La mencionada intentó esconder sus brazos tras su espalda, pero las rosas no paraban su camino, y estas se vieron fácilmente. 

─¿Qué...?  ─soltó, abriendo sus ojos como si hubiera visto un fantasma.

─Pham, no le digas esto a nadie, ¿si?

─¿Por que te brotan rosas en los brazos? 

─Mira no me vas a creer, Hyein me tiro un hechizo estúpido. ─explico. 

─¿Lee Hyein? ¿La Lee Hyein que yo conozco? Ella no es una bruja, que yo sepa. 

─Sí.

─Lo que sea que esté pasando, yo te ayudare ─sonrió orgullosa y poso su mochila sobre el lavamanos de marmol, sacando unas tijeras y unas pinzas─, te va doler.

Y joder, si dolio. SIntió como si le estuvieran sacando los ojos, se quejaba por cada pequeño jalón que hacia la australiana sobre su piel. Pero funciono; ahora solo tenía que alejarse de Danielle por todo el dia.

Salio del baño con brazos rojos y puntos marrones sobre ellos, llamando la atención de varios estudiantes, especialmente de Danielle. La cual se intento acercar a su mayor.

─¿Minji estas bien? ─jalo el brazo de la mayor.

─D-dejame. ─se solto rapidamente del agarre de la menor, para luego salir corriendo tras el pasillo.

Y así fue todo el dia, hasta llegar a casa.

Se tiró sobre la cama, viendo el techo y luego sus brazos, ya no estaban tan rojos como en la mañana. Algunas pocas rosas brotaron durante clases, por las largas miradas de Danielle.

Maldita sea esa princesa australiana y sus miradas de diez siglos.


perdon x no actualizar chikos

voten o quedo en flop 


Love sickness @ husseyzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora