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Suspiré entrecortado, la imagen era completamente excitante y el lo sabia, por que pude notar como se relamía los labios y trataba de esconder esa sonrisita de autosuficiencia que solo ponía cuando obtenía lo que quería.
Sonreí cómplice de aquel hombre.
-Lixxie, ¿Me puedes ayudar, bonito? -pidió Mingi a mi lado, sonreí accediendo, junto a un leve sonrojo en mis mejillas-
Eran tres problemas un tanto complejos, expliqué con paciencia al Alfa mientras este me miraba atento. Sentí una mirada pesada sobre mi, sabia de quien era así que lo ignoré a propósito.
Una vez terminamos,sentí como Mingi estampaba sus labios contra mi mejilla. Sentí mi cara arder.
-Muchas gracias, lindo omega. Eh de confesar que tu... -sus palabras quedaron en el aire cuando una fuerte e imponente voz lo interrumpió-
-Joven Lee, quédese después de que toquen, necesito aclarar unas cosas respecto a su calificación -mencionó el hombre con aquella voz aterciopelada que me estremecía y me hacía viajar a los lugares mas oscuros de mi mente, asentí levemente-
Sabía perfectamente que mi calificación era de un diez cerrado, pues inglés era una materia que no se me complicaba en absoluto, en Australia aprendí a hablar un perfecto ingles.
-¿Me darías el honor de darme tu numero de celular? -susurró Mingi, sonreí asintiendo mientras rápidamente escribía mi número en un papel, se lo dí por debajo de la mesa e intercambiamos una sonrisa- Gracias, lindo.
Los minutos pasaron volando después de aquel comentario, me sobresalté un poco al escuchar el ruidoso sonido que anunciaba el final de las clases, era la última hora, así que guarde mis cosas lentamente mientras veía como todos abandonaban el salón.
Otro inesperado beso en mi mejilla se hizo presente, el alfa sonrió tímido mientras abandonaba el salón, bajo la mirada asesina del profesor Lee.
Este mismo se dirigió a pasos lentos hacia la puerta, cerrándola con seguro.
Sentí mi cuerpo temblar bajo su mirada penetrante.
-Ven hacia acá
Me levanté de inmediato, sintiendo un tirón en mi parte baja.
-Siéntate, omega -tomé asiento en la que identifiqué como la mesa de yuqui- Me encanta verte coqueteando con ese idiota, no sabes cuanto. Y la cereza del pastel es ver como me ignoras, no tienes respeto -gemí levemente cuando paso bruscamente su mano por mi mejilla tratando de limpiar aquellos dos inocentes besos que aquel Alfa me había dado minutos atrás-
-Alfa -susurré deseoso-
-No te dí permiso para que hablarás -dijo, y rápidamente atrapó mis labios en un beso salvaje, lleno de hambre- Mereces un castigo, me hiciste sentir muy mal, quería ir a golpear a ese imbécil -fuí atacado con otro beso mas fogoso que el anterior-
Jadeé cuando una de sus manos apretó mi muslo y aprovechó para introducir su lengua, en una batalla que al final el ganó.
-Ni creas que te voy a follar aquí, bebe -murmuró Minho sobre mis labios- Te voy a acabar en la casa, esperaras hasta allá...ese es tu castigo.
