03. I might not feel real, but it's okay.
—Bradley.
Después de terminar con los brownies y limpiar la cocina con Emile, ambos tomamos caminos separados. El día había avanzado más de lo que pensaba, y aún me quedaba una tarea pendiente: doblar las toallas limpias y dejarlas en los vestidores para mañana. Al principio, me costó bastante aprender a lavarlas sin que quedaran impregnadas con ese olor desagradable a sudor.
Honestamente, prefiero no imaginar qué hacen con esas toallas para que huelan tan mal. Yo, al menos, cuando sudo no huelo como un orangután, a diferencia de ellos.
Con el cesto bajo el brazo, me escabullí por el pasillo hacia el área de lavandería. El fuerte aroma a detergente inundó mis fosas nasales en cuanto abrí la puerta. Aún no me acostumbraba del todo a ese olor, tan químico, tan fuerte, pero había algo reconfortante en ello. No sé, tal vez, en lo profundo, me hacía sentir que estaba aprendiendo a ser más autosuficiente. Era uno de esos pequeños pasos hacia la independencia que, aunque no lo pareciera, me estaban moldeando.
Encendí las luces, quitándome el suéter de hilo que llevaba, y me remangué la camisa, listo para la tarea. El cesto de toallas lavadas me esperaba en una esquina, y comencé a doblarlas una por una, tomándome mi tiempo. El olor a limón que ahora impregnaba las toallas, en lugar del hedor a sudor, era un pequeño triunfo personal.
Justo cuando me concentraba en el ritmo de la tarea, escuché la puerta abrirse de golpe. Giré la cabeza y, para mi sorpresa, ahí estaba Max, entrando con una pila de sábanas entre los brazos, todas arrugadas y... con una enorme mancha de queso en el centro.
Lo más sorprendente no fue la mancha en las sábanas, sino el hecho de que Max no llevaba su camiseta. Su torso desnudo reflejaba el frío artificial de la habitación, y no pude evitar arquear una ceja al verlo así, caminando como si fuera lo más normal del mundo.
—¿No tienes algo más apropiado que traer que queso en las sábanas? —pregunté, intentando sonar indiferente, aunque el hecho de que no llevara camiseta añadía un matiz incómodo a la escena.
Max se encogió de hombros mientras tiraba las sábanas al cesto con un gesto despreocupado.
—Estaba comiendo pizza en la cama —dijo, sin darle importancia.
—Claro, como todos hacemos —murmuré, volviendo a doblar las toallas. Sentí su mirada sobre mí y, aunque trataba de ignorarlo, sabía que algo lo había llevado hasta aquí, y no era solo la mancha de queso.
—¿Qué haces aquí? —preguntó, sin moverse de donde estaba.
—Lo obvio. Doblando las toallas, Max. Algunos de nosotros intentamos mantener las cosas en orden.
Max se rió, esa risa seca y burlona que me sacaba de quicio.
—No sabía que te tomabas en serio ser el chico de las toallas.
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La revancha | Max & Bradley.
FanficTras una humillante derrota, Bradley provoca un accidente que lesiona a Max, llevándolo a una inesperada victoria y a una relación cargada de culpa y sentimientos confusos. *** - 𝐅𝐀𝐍𝐅𝐈𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍 𝐚𝐧 𝐞�...