Capitulo III, defensa personal......
Era de día, para ser más exactos eran las once de la mañana. Justo ahora, me encontraba en el mesón, sentado en una mesa mientras Loraine me regañaba de distintas formas.
"No puedo creer que le hayas enseñado eso", me dijo molesta.
"Yo no hice nada malo", refuté.
"Esta vez estoy de acuerdo con Loraine, cariño. No debiste enseñarle eso a nuestra pequeña", dijo la otra caballera tratando de aprovechar la situación para molestarme, como siempre.
Yo simplemente me incliné más sobre la mesa, molesto. "Primero, no me llames así, me da repelús. Segundo, esa enana no es nuestra pequeña, y tercero... ¡Mantén tu maldita distancia!", grité, pero ella solo negó con la cabeza y miró hacia otro lado.
En otra mesa, un poco apartada de la nuestra, se encontraba una niña pequeña y frágil, con las mejillas rosadas y el cabello rubio. Estaba sentada con la cabeza agachada, te ai los cachetes inflados mientras tenía un pequeño cartel que decía: soy una niña mala.
No pude evitar sonreír al verla por primera vez, fue un poco divertido. Pero lastimosamente estás dos locas me relacionaron con ella y ahora me están culpando de un crimen que no cometí.
"Voy a repetirlo, ¿Qué mal hice?". Les pregunté, molesto.
"Tú lo sabes muy bien...", dijo Loraine con los ojos abiertos de par en par.
Simplemente me burlé de ella. "¿Intentas amenazarme? Ay, mira cómo tiemblo~".
"No serás un buen padre para nuestros hijos", exclamó la otra caballera mientras fingía secarse las lágrimas.
Simplemente la miré con desprecio y le mostré el dedo medio.
Loraine continuó regañándome, o al menos intentaba hacerlo, pero yo simplemente la ignoré.
Toda mi atención estaba centrada en la otra mesa, mis ojos no podían evitar fijarse en el rostro molesto de la niña que se encontraba ahí.
Ella seguía enojada, soltando pequeños balbuceos mientras tenía un pequeño plato de pimientos a su frente.
Pero habia algo que destacaba en ella, algo que me hacía sonreír de oreja a oreja, y eso era.
Un pequeño enrojecimiento en la parte puntiaguda de sus nudillos.
Al ver eso, no pude evitar sonreír. Un pequeño sentimiento de orgullo creció en mi interior.
Esa niña frágil había logrado sacarme una sonrisa, aunque ahora no parecía tan débil, jajaja.
"¡Ah!, ¿por qué te estás riendo?", me preguntó molesta la otra caballera.
"¿Que te valga verga no?", le respondí.
"Nunca aprenderás, ¿verdad?", dijo Loraine.
"Nop... ¿Te molesta?, Mama Loraine~", dije, tratando de sonar lo más irritante posible.
Ella simplemente frunció el ceño mientras el brillo rojo en sus ojos se intensificaba. Yo solo reí mientras soltaba un bostezo.
Me incline, me acosté en la mesa y cerré mis ojos.
Ambas solo siguieron diciendome cosas, como si tuvieran autoridad sobre mi. Yo simplemente volví a bostezar, tratando de molestarlas.
Cosa que funcionó, ya que ahora, Loraine empezó a insultarme también.