Capítulo Seis

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Editado. Fecha: 18 de junio

No podía respirar, ni hablar, ni ver, ni oír

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No podía respirar, ni hablar, ni ver, ni oír. Oscuridad, era solo oscuridad, una bocanada de aire, otra, hasta que mi cuerpo no aguantó.

Lo último que presencié, fue como dos grandes figuras se hacercaron a mi, un arma, solo era un arma, me dijeron varias veces, pero yo ya no razonaba nada, fue lo último que escuché y cerré los ojos

***

Desperté exaltada. Estaba sudada, la luz estaba apagada. ¿Dónde estoy?. Me removí, hasta que choqué con algo detrás mío, no sabía que era pero se sintió cálido

Entonces, sus brazos me rodearon y me sentí segura, tan segura porque sabía que era él, Arthur

—Shhh, tranquila —Trató de calmarme

Me sentí terrible, yo no podía hacer lo mismo por el, estábamos igual de rotos y dolidos. Aún así me sacó de aquel lugar y me trajo aquí

Un sollozo se me escapó, seguido de un llanto, algo que estaba conteniendo hace tiempo, porque me hacía la fuerte, pero no era nada, no podía más

—Arthur yo, yo... —No me dejó continuar

—Esto no es tu culpa, no es de nadie, éramos tan jóvenes y ellos nos arrastraron aquí —No podía con sus propias palabras —Nos vamos de aquí conejito, lo prometo —Sonaba seguro —¿Confías en mi?

¿Confiaba en él?. Claro que lo hacía. Hace mucho que dejó de ser algo más que un conocido para mi. Lo sentí desde el primer día, hoy lo confirmo. La vida volvió a reunir a estas almas y nos encargaríamos de enfrentarnos a todo, juntos

—Si...

Un momento

—¿Conejito? —Pregunté enarcando una ceja, aún sabiendo que no podía verme

—Acéptalo, ese apodo te queda —Se burló

—¿Qué?. ¡No! —Me separé de el y encendí la luz con las palmadas

Se frotó los ojos, al parecer no había dormido, tenía ojeras

—Claro que si, tiemblan ante el peligro, eres asustadiza aunque te hagas la fuerte y a la más mínima que sientes el peligro, sacas las garras para defenderte, pero no son más que patadas, que en este caso son palabras, porque llega un momento en el que te resignas y no sabes que hacer —Fue enumerando cada una con sus manos

Yo lo miraba estupefacta. ¿Me había echo un escaneo de personalidad o que?

Pues lo hizo muy bien

No pienso quedarme atrás, no le daré el gusto

—Ah pues...tu, tu eres un lobo —Solté casi sin pensar

Me sonrojé al reaccionar ante lo dicho por mi misma

—¿Que... —Una maliciosa sonrisa se asomó en su rostro —Oh, conque un lobo, ¿eh?. —Asiento, ya no me iba a echar para atrás —¿Puedo saber por qué Conejito?

。Perfectamente Imperfecta。 [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora