Dazai.

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¡ADVERTENCIA!

El siguiente contenido contiene descripciones de violencia y abuso. Leer bajo tu propio riesgo.

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"Ah, al fin despiertas."

La voz rasposa y carente de cualquier emoción fue lo primero que asaltó los sentidos de aquel niño al abrir sus ojos hinchados. Al principio, su visión era un borrón difuso, pero pronto pudo enfocar con nitidez la sonrisa ladina y desconocida que lo observaba fijamente. Lo último que recordaba era la helada hoja de un cuchillo hundiéndose en su vientre, desgarrando sus órganos internos, antes de que la inconsciencia lo reclamara en aquel frío y húmedo callejón. Sin embargo, la suerte cruel le había negado el alivio de la muerte. Ahora yacía allí, despierto pero sumido en un mar de dolor lacerante en la región abdominal.No se molestó en corresponder el saludo, sino que alzó la cabeza con dificultad para examinar la herida. Alguien la había cocido con hilos, dejándola expuesta en toda su grotesca crudeza ante sus ojos. Cualquier persona medianamente normal al menos la hubiera vendado para evitar tan asquerosa visión.

"Oh, qué muchachito tan maleducado. Cualquier persona saludaría o al menos me daría las gracias por haber salvado su vida de una muerte segura." El castaño enfocó sus ojos, rebosantes de indiferencia gélida, en aquel desconocido de expresión burlona.

"Yo nunca pedí que lo hiciera, anciano." Tal desplante de insolencia arrancó una risita ahogada del mayor, mientras luchaba por contener la furia creciente ante tal falta de respeto. "Vaya, sí que tienes agallas para responderle así a tus mayores. Ya veo de dónde vino esa herida." Acto seguido, sin previo aviso, presionó con su dedo índice directamente sobre las puntadas recientes, arrancando un grito desgarrador de la garganta del niño al sentir la carne viva siendo cruelmente violada. "¿Duele, verdad? Pues así de intenso fue el dolor que me provocó tu insolencia."

El hombre se levantó con parsimonia, estirando su cuerpo con indolente pereza, para después comenzar a rondar alrededor de la camilla donde yacía el pequeño indefenso. "Verás, no pude evitar sentir compasión al ver a una criatura tan inocente y frágil siendo maltratada sin piedad por esos rufianes aprovechados. Pero debo admitir que la fiereza con la que te defendiste fue simplemente... increíble, pequeño." Una sonrisa lasciva curvó sus labios. "La forma en que lograste dejar fuera de combate a uno de ellos con esa patada directa a sus... costillas. Probablemente ahora esté muerto. ¿No es grandioso?"

El niño lo escuchaba con aparente desinterés, aún aturdido por las oleadas de dolor punzante que lo asaltaban. Fue entonces cuando, al intentar moverse, notó con creciente pánico que sus muñecas se encontraban inmovilizadas por esposas de metal frio que lo mantenían firmemente sujeto a la camilla. Comenzó a forcejear con desesperación, su respiración agitándose mientras el terror se apoderaba de él al verse vulnerable ante aquel completo desconocido.

"Oh cariño, no te esfuerces tanto. Esas esposas son muy difíciles de romper o quitar. Sólo la pequeña llave que guardo en mi bolsillo tiene ese poder." Una risa burlona brotó de sus labios al deleitarse en el pánico reflejado en los ojos del infante. ¿Quién no se sentiría aterrado ante tal situación? "Déjame ir..." Más que una súplica, sonó como una orden desafiante. Esto arrancó otra risilla condescendiente del mayor, quien se aproximó para agacharse junto al rostro perlado en sudor del pequeño.

"Veo que sigues con ese tonito tan poco educado. ¿Acaso nunca te enseñaron a hablar correctamente?" Su aliento pestilente acarició la mejilla del niño. "Vamos, ruégame que te libere y tal vez lo considere. No seas tan amargadito, un pequeño lindo como tú debería tener una linda sonrisa adornando su carita... Adelante, muéstrame esos dientecitos blancos. Las sonrisas de los niños son lo que más me gus..."Sus palabras se vieron bruscamente interrumpidas cuando un rocío de saliva impactó de lleno en su rostro. El chiquillo había osado escupirle para acallarlo, desafiante hasta el final. La furia bullendo dentro de él casi lo cegó por completo.

CONTROL // DazAkuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora