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Me di la media vuelta, para verlo de frente. Sus ojos estaban cristalizados, a diferencia de los míos que ya estaban inundados y mis mejillas completamente empapadas.
— ¿Que si te amo?— no había pregunta más estúpida, apenas y me podía sostener en pie por el dolor que sentía en mi interior y él se atrevía a preguntarme si lo amaba. —Yo ya te había dicho que cuando decía que te amaba no jugaba— le dije seriamente a pesar de que todo mi interior se contorsionaba
—Entonces no me lastimes así y déjame explicarte lo que sucedió— dijo en tono de súplica al mismo tiempo que me tomo de las manos
—N... no es el momento ni el lugar...— le dije quitando mis manos
—Cualquiera es el lugar y el momento para recuperarte— tomo mi rostro entre sus manos, y me beso inesperadamente  me hacia tanta falta ese beso setia tanto amor por enrique que no pude negaeme a ese beso amaba estar al lado suyo  pero habia algo en mi interior que me decia que no debia perdonarlo aun 
derrepente alguen interrumpio — era Ana - ¡Rayos!- pensé, volteé a verla y me miraba consternada
—Si quieres podemos irnos ya— me dijo tomando al cachorro
—Si... será mejor que nos vallamos— le dije
—Las llevamos— dijo erique mirándome
—No hace falta traigo el auto— le conteste
—Pero no puedes conducir así— se estaba aprovechando de la situación
—Claro que puedo— le dije molesta —Ya me siento mejor
— ¿Segura?— no lo lograría — ¿Tu qué dices Ana?— le pregunto y esta rio tímida — ¿Las llevo? O ¿la dejas conducir?— lo mire fulminantemente —Podemos pasar por un helado— le dijo moviendo rápidamente sus cejas, los ojos de Ana se iluminaron. Ama el helado.
— ¡Sí! ¡Tú nos llevas! — Dijo feliz –Gracias hermana- pensé sarcásticamente
—Entonces ustedes vallan por el helado y yo me iré a casa en MI auto— me cruce de brazos
—mm...— dijo poniendo su mano en su barbilla como pensando —Eso no se puede...—
—Ja— reí sarcásticamente —Ahora tú me vas a decir que puedo hacer y que no— le reclame
—No, pero te daré dos opciones— ambas pequeñas nos miraban divertidas —Podemos ir en tu auto, te llevo a casa y luego yo regreso por mi auto...— dijo sonriente —O podemos ir en mi auto por un helado, dejamos a Ana en casa al igual que a sophie  y regresamos tu y yo por tu auto— levanto su ceja izquierda y sonrió
— ¿No hay una que no implique a ti y a mi juntos?— le dije y se escucharon las pequeñas risitas
— Entonces... ¿recuerdas la última vez que no quisiste subir a mi auto? — Sonreía torcidamente, pero yo solo lo miraba seriamente —No quería volverte a hacer pasar por eso pero...— dijo y de un momento a otro me cargaba sobre su hombro
— ¡enrique!— grite mientras el corría — ¡Bájame ahora!— le ordene
—Ana... ¿la bajo? — Se detuvo para preguntarle a mi hermana quien reía a carcajadas
— ¡No!— dijo riendo
— ¡Ana!— le reclame y solo seguía riendo — ¡Bájame ya!— todos volteaban a vernos y se reían o incluso nos miraban enternecidos.
Dejo de correr más no lograba ver más que su espalda, la cual era víctima de mis golpes, pero escuche como desactivaba la alarma, habíamos llegado a su auto.
Abrió la puerta del copiloto y me metió en el auto, sonrió victorioso y tomo el cinturón de seguridad y se acercó para asegurarlo y justo cuando paso le susurre un 'Idiota'
Cuando se escuchó el clic del cinturón se acercó a mi oído.
—Yo también te amo...— susurro riendo
Cerró la puerta pero no sin antes poner el seguro infantil para que la puerta no se abriera desde adentro. Rodeo y subió del lado del piloto volteo y me sonrió pero yo rodé mi rostro y dirige mi mirada hacia la ventana.
Puso en marcha el auto, cada vez que paraba en los semáforos, giraba hacia mí para verme, mas yo solo lo ignoraba.
—Llegamos— dijo parando el auto en el estacionamiento de una heladería
Todos bajaron y yo seguía adentro del auto, entre mis planes no estaba bajarme. Pero enrique  me abrió la puerta y tendió su mano hacia mí, como solía hacerlo siempre.
—No voy a bajar— le dije cruzada de brazos
—Te comprare un helado— me dijo sonriente, no entendía cómo podía actuar como si nada hubiera pasado.
—A mí no me compraras con helados— le dije sin voltear a verlo
—Vallan a adentro y pidan ahora voy yo a pagar— les dijo a Sophia  y a Ana ambas corrieron hacia el interior de la tienda — ¿Entonces que necesito?— se puso en cunclillas
—enrique  solo quiero que me dejes en paz, ya te lo dije.
—Pero yo no quiero hacerlo...— tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos —Yo quiero estar contigo— atrajo mi mano a sus labios y beso el dorso de esta.
—Pero yo ya no quiero estar contigo— le dije fríamente

EL Niñero Enrique iglesias y tu TERMINADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora