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En el crepúsculo de una tarde que prometía ser tan desoladora como las anteriores, Taehyung se arrastró de nuevo hacia el claro del bosque, algo dentro de él se negaba a rendirse sin dar un último intento. "Solo una vez más", se dijo a sí mismo.

El aire estaba impregnado de la fragancia del ocaso; las flores nocturnas comenzaban a desplegar sus pétalos al cielo que cambiaba lentamente de un azul pálido a un oscuro terciopelo. Al llegar al lugar de sus encuentros, el corazón de Taehyung se detuvo. Allí estaba Jungkook, mirando hacia el horizonte.

—Jungkook... —La voz de Taehyung era un susurro roto, cargado de alivio y dolor.

El nombrado se volvió hacia él, sus ojos reflejando una tormenta de emociones.

—Tae —empezó, con su voz temblorosa—, tienes que olvidarme. Esto... nosotros... fue un error.

Las palabras cayeron como puñaladas, cada sílaba un golpe al corazón de Taehyung.

—¿Un error? —repitió, la incredulidad y el dolor entrelazándose en su voz—. ¿Cómo puede ser amor un error?"

—Lo siento, Tae, realmente lo siento —continuó Jungkook, dando un paso adelante pero manteniendo una distancia—. Pero esto, nosotros, no puede ser. Mi mundo, mi vida... son demasiado diferentes.

Taehyung sintió cómo las lágrimas comenzaban a formarse, nublando su visión. "Pero te amo," admitió con un hilo de voz, un último intento desesperado por salvar lo que ambos sabían que estaba perdido.

Jungkook cerró los ojos, como si las palabras de Taehyung fueran un golpe físico. "Y yo a ti, más de lo que creí posible. Pero es por eso mismo que debes olvidarme. Por tu bien."

Antes de que Taehyung pudiera responder, el aire alrededor de Jungkook comenzó a vibrar y un portal se formó a sus espaldas.

—Adiós, Taehyung.

Con esas últimas palabras, Jungkook dio un paso atrás, hacia el portal que brillaba, pronto ya se había desvanecido, y el portal se cerró con un susurro silencioso, dejando a Taehyung solo con su desesperación y las lágrimas que ahora corrían libremente por sus mejillas.

El claro, una vez lleno de risas y magia, estaba ahora sumido en la más profunda oscuridad. Tae cayó de rodillas, su llanto el único sonido en la soledad del bosque. El amor, había aprendido, era tan cruel como hermoso, y algunas historias, por más que uno deseara lo contrario, estaban destinadas a terminar en lágrimas y no de felicidad.

En el suelo frío del bosque, bajo la indiferente mirada de las estrellas, Taehyung lloró por un corazón roto, por un amor perdido y por un final que había llegado demasiado pronto.

El Diario del Principe (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora