Extraño

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- ¿Quién eres?.- le pregunté con un hilo de voz, con lo último de oxígeno que me quedaba.

Ví como el chico se volteo, pero mis párpados se fueron cerrando antes de llegar a verle la cara...¿Qué hace un chico en un orfanato femenino?

Sentí mis piernas ceder ante el peso de mi cuerpo, caí al piso como una papa, sin elegancia y rápido, muy rápido.

***

- Joyce...Joyce!.- me movían, pero me sentía tan cómoda que no quería abrir mis ojos. Podía quedarme dormida para siempre. Cuando dormía no habían problemas...ni preocupaciones, era simplemente perfecto.

- No la presione, .- una voz masculina se oía cerca...sentí varias manos posarse sobre mi brazo derecho y dos manos sobre mis hombro, esa seguro era la señorita Salas y las manos seguro que eran las chiquitas pero, la voz masculina, no la podía descifrar.

¡El chico!

El recuerdo de un chico en la azotea vino a mi mente, abrí los ojos con la vaga esperanza de encontrarlo ahí...pero, el doctor Mendez estaba parado al costado de la señorita Salas, y le acariciaba los hombros.

Como no pude haber descifrado que era él, siempre esta aquí, cuando nos enfermamos el es el primero en ser llamado, ya que la señorita Salas no tiene conocimiento alguno en medicina, cuando me dio fiebre casi me intoxica con dexametasona, en vez de darme panadol. Todas las huérfanas teníamos una hipótesis, puede sonar estúpido pero una vez que lo piensas bien te resultará muy convencible.

Mendez y Salas están juntos.

Eso puede explicar las horas que pasan juntos, y porque el pobre hombre siempre viene hasta el otro lado del mundo cada vez que lo llamamos, por más que sea la cosa más estúpida del mundo, él siempre esta aquí, y se lo agradezco pero no puedo evitar creer que en parte esa estúpida hipótesis no esta descartada.

- ¡Joyce, volviste!.- la señorita Salas me abrazó,casi nunca lo hacía, solo en mi cumpleaños o en algún momento especial.

- ¿Qué pasó? ¿Dónde está él?.- me fui sentando lentamente, la cabeza me dolía, al tocarme la frente un bulto bastante grande salir de mi frente, un moretón, y parecía ser enorme.

- Joyce, - El doctor Mendez se acercó a mi y se agachó, poniéndose a mi altura.- Te quedaste sin aire por un ataque de asma, eso hizo que te desmayaras, nosotros te encontramos en tu cuarto tirada.

- Pero yo fui a la azotea, había un chico...- mi cabeza me daba vueltas, acaso lo abre imaginado todo eso.

- Joy, tu estabas en el cuarto cuando te encontramos.- suspiro.- No había nadie más allí.

- Pero, yo lo vi...el estaba parado frente a las rejas de la azotea.

- No había nadie, Joy, el golpe te confundió...lo mejor será que descanses.- la señorita Salas se paro, casi al mismo tiempo que Mendez, ambos se miraron, cómplices, y salieron de la habitación, dejándome sola.

Tomé mi cabeza entre las manos y gruñí entre dientes. Estoy demasiado segura de haber visto a ese chico, para mi era real, era tan real como cualquier persona, el estaba ahí...recuerdo su cabello, era largo y dorado, tenia un gorro gris en la cabeza...

¿Cómo pude haber perdido la oportunidad de hablar con el?

Era extraño ver a un hombre en este lugar, solo el doctor Mendez y de vez en cuando un inspector, pero nunca un chico de mi edad...no estoy segura si será de mi edad pero, es contemporáneo, y eso vale...¿Creo?

¿Qué estará haciendo aquí?¿Buscaba algo?

Definitivamente el no venía a adoptar....pero nada quita la posibilidad de que sus padres si, o sino ¿cómo habría terminado en la azotea?

FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora