Mi cabeza me dolía y mi cuerpo estaba helado, me recosté contra pared, puse mis manos en mi cabeza y mire mis pies, eran extraños, yo los veía extraños...todo lo mío era extraño, siempre supe que esa era la razón por la gente no se acercaba a mí...yo los repelía.
Estoy casi segura que él se fue, al ver mis orejas, o tal vez...solo al verme, soy sincera y lo admito, soy una rareza humana.
Me quedé admirando mis pies, grandes y para nada femeninos, yo en su era alta, media 1,65 cuando la mayoría de acá no pasaban los 1,50, cuando estábamos en fila, incluso cuando era pequeña, yo siempre era la gigante de ese grupo, era como si fuera una montaña que desigualaba al resto.
Dejé se mirar mis pies y los tape con mi larga falda, miré a mi alrededor y no encontré nada que quisiera hacer ahí...pero al mirar el bosque sentí como mi ser se adentraba en el, el rocío de las hojas estaba brillando, con la luz de la luna que se reflejaba en las pequeñas gotas de agua, ya eran como las 8 de la noche y el orfanato Grenville estaba tranquilo.
Vi como los pájaros se acurrucaban en sus nidos, como las ardillas volvían a sus hogares, como todo se preparaba para apagarse en la oscuridad de la noche, el bosque era increíble, y me tenía que ir muy lejos de él en unos dos injustos días.
Sentí como las lagrimas inundaban mis ojos y interrumpían mi visión, las lagrimas salían saladas de ellos y mojaban mis mejillas, algunas caían en mis labios y otras en mi pecho, apoye mi cabeza en la pared y mirando al cielo cerré mis ojos.
- Pequeña...No me gusta cuando lloras.- dude en abrir los ojos, tragué fuertemente...intentaba darme fuerzas con cualquier cosa pero ni mi curiosidad me ayudaba en esta, esta vez solo mi fuerza de voluntad me iba a ayudar.
Abrí mis ojos después de mucho dudar y confundirme con preguntas tontas...pero estaba ahí, el estaba ahí. Sus ojos eran azules oscuros, eran como el mar profundos, su cabello era largo, un poco mas corto que el mío. Sonreía de una forma encantadora pero a la vez, su sonrisa escondía algo, algo que me intrigaba, era como un pequeño misterio que irradiaba todo su ser.
- ¿Quién eres?.- le pregunte, tenía tantas cosas que preguntar, quería saber de el...nunca me había pasado por la mente, preguntarle tanto a alguien. Pero tuve que comenzar con lo básico, no quería que se fuera en ese momento, quería conocerlo por lo menos un poco más.
Rio brevemente, y eso me confundió, no había hecho nada que diera risa, yo solo le estaba preguntando algo, y esperaba una respuesta.
- Luego Princesa, antes, tiene que venir conmigo.- me dijo levantándose y extendiéndome su mano, tenía un anillo en una y su chaqueta negra cubría lo que parecía ser el inicio de un tatuaje...llevaba un pantalón militar y un polo negro ajustado, encima llevaba una chaqueta negra.
- ¿Princesa?.- le dije mirando su mano, me pare ignorando el gesto y el quito la mano y la guardo en su bolsillo.- ¿Qué me vaya contigo?...No sabes quien soy, y no se quien eres...¿y quieres que me vaya contigo?
- Creo que lo dije bastante claro Princesa, debe venir conmigo, ya no puede estar rodeada de humanos, mírese, incluso parece uno.- Toco mi pelo y lo movió un poco, era consciente de la fealdad de mi cabello pero para mirarlo de la forma en la que el lo miraba era simplemente odioso , lo miraba con desprecio y lo movía con asco.
Le saqué su mano de mi cabello y lo mire desafiante, el me devolvió la mirada, pero sus ojos no demostraban molestia, sino diversión, ¿le estaba divirtiendo?
- Amigo, creo que estas muy confundido.- me aleje de el un paso.- Yo no soy princesa de nadie, y soy humana. Créeme ya hicieron los análisis y soy completamente humana.