𝑨 𝑳𝒆𝒕𝒕𝒆𝒓 (𝑆𝑒𝑟𝑖𝑅𝑒𝑖)

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La llegada

Katsuya Serizawa, se encuentra muy lejos de casa, en el extranjero, trabaja medio tiempo después del colegio, donde da su mayor esfuerzo en sus ya 30 y algo de años.

Se encontraba emocionado por la navidad, a decir verdad a veces era como un niño que se emocionaba mucho por esas fechas, apesar de que esta vez tenía que comprar regalo, en realidad no le importaba, gastaría lo que fuera por su jefe Reigen, lo extrañaba mucho.

Lo extraño mucho desde el momento que se vio obligado a irse.

Había pasado una semana y media  desde que le había enviado la carta al menor y seguía esperando respuesta.

Aquel día reviso su correo y por suerte si encontró una carta, que llevaba escrito la ciudad y nombre por afuera del sobre, ni siquiera entró a su departamento, se sentó fuera de este a leerla.

Una sonrisa amplia se aprecio en su rostro, realmente su jefe era increíble ¡Todo un ídolo!

¿Porque decía eso? No lo sabía, en la carta no decía nada relevante.

Pero sabía que su jefe era una buena persona, no podía esperar más para ir y visitarlo, también extrañaba a su madre, pero le dolería dejar de ver a su grupo de amigos por un tiempo.

Respecto al regalo de navidad, el ya había comprado todo.

Era una persona organizada, bueno, un poco.

Para Mob le había comprado un videojuego, a su madre un sueter, a Ritsu una sudadera, y a Reigen una bufanda y un reloj.

Se había gastado su dinero a decir verdad, pero estaba muy conforme, cada uno ya estaba en sus respectivas cajas de regalo y envueltos con un moñito y una dedicatoria.

Pasaban los días con total normalidad, asistía al colegio como normalmente, daba lo mejor de sí tanto en lo presencial como en sus deberes y también en su trabajo.

Poco tiempo después, el 17 de diciembre les dieron las vacaciones de navidad.

Serizawa decidió que partiría el 21 de diciembre, supuso que seria una buena idea, y realmente se quedaría varios días allí, hasta que se acabarán sus vacaciones.

...

...

El día esperado llego y Serizawa estaba guardando sus maletas en el avión, algo mareado por la bulla de la gente, si así estaban al entrar no quería imaginarse al salir.

Le encanto el viaje en avión a decir verdad, solo podía ver las nubes, tenía la intención de tocarlas, ¿Se sentiría como algodón de azúcar?

Bueno probablemente no.

Pero a Serizawa le gustaba fantasear con que así seria, tomo largas siestas en el camino y tuvo miedo a las turbulencias, tanto que en algunas ocasiones hacía flotar las pertenencias de los demás pasajeros.

Nunca se había subido a un avión, también tuvo muchas náuseas y el pasajero que desafortunadamente había comprado el asiento a un lado de Serizawa se estaba asustando mucho.

El pobre castaño intentaba disculparse una y otra vez, muy apenado y sudando hasta los pies.

Después de largas e interminables horas de viaje el piloto anunció que estaban por aterrizar.

El esper soltó un suspiro de alivio largo.

Y cuando había aterrizado vio a todos ponerse como cabra y empujándolo entre sí mientras sacaban las maletas.

Serizawa estaba en shock y fue el último en hacerlo.

Después de todo el show que hicieron las personas que para el psíquico fue incluso peor que las turbulencias porfía estaba por las calles de su ciudad natal.

Estaba resplandeciendo de alegría.

Tenía hambre pero lo primero que hizo fue rentar un hotel, se sorprendió un poco del precio, las cosas habían aumentado.

Iba cargando las cajas de regalos, las dejo de su habitación de hotel junto a sus maletas.

Y antes de hacer nada más corrió a donde antes trabajaba, en el negocio de Reigen "Espíritus y más"

Aun que su sorpresa fue ver que ahora era un departamento común como todos los demás, no había anuncio, eso lo preocupo.

Al subir las escaleras y tocar la puerta dudosamente fue una mujer quien abrió.

Serizawa pregunto por Reigen, y no recibió respuesta concreta ni mucho menos.

Eso lo desánimo ¿Habrá cambiado de sucursal? Por así decirlo.

O quizás había fracasado..

Temblaba al solo pensar eso.

Busco a su jefe pero no lo encontró ese día.

Ni tampoco el siguiente.

Comenzó a preocuparse mucho, fue a visitar a su madre y a Mob, aun que ninguno de los dos sabía nada sobre el rubio.

El 23 de diciembre Serizawa caminaba por el densa nieve y sentía sus pies hundirse en esta en cada paso que daba.

Desde unos metros lejos vio una figura de un hombre en el suelo, semi-hundido en la nieve.

Serizawa se acercó a verlo ¿Estará herido? Pobre muchacho.

Aun que más grande fue su sorpresa al percatarse que era su jefe.

Intento llamarlo pero fue en vano, no había ninguna respuesta.

Sujeto al menor por las piernas y lo cargo en su espalda.

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