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Soledad.
Era la única palabra que podía describir como se sentía en aquella manada maldita.
Cómo ansiaba salir de aquel lugar.
Las buenas historias comienzan desde el principio.
Y está no es la excepción
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Cordelius podía considerarse en muchos aspectos,alguien raro.
No le molestaba las miradas de el resto y mucho menos sus comentarios.
No trataría de encajar si no lo deseaban incluir antes.Ya había pasado por eso y no termino nada bien.
Antes de entrar a aquel minimarket observo el cielo.
Y recordó.
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Abrió los ojos.
El rostro de una loba se asomo,tapando la vista de el cielo azul que se asomaba por todas partes.
-"Bienvenido al mundo"-le susurró en un idioma extraño.
Pero era un lenguaje que entendía.
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Terminó de hacer la compra,ahora cargaba con 2 kilos de naranjas en grandes bolsas,nadie podía juzgarlo por su excéntrico gusto.
Caminó un largo rato en busca de algún lugar acogedor para poder degustar de aquel manjar que le ofrecía la naturaleza.
Ah!y los minimarkets también.
Un pequeño parque surgió de la nada frente a sus ojos.
-Bueno al parecer no hay mucha gente,mejor para mí!-Dijo para si mismo.
Sentado en aquella banca observo como es que los patos nadaban con toda la tranquilidad del mundo.
Alguna vez el también fue así.
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Un pequeño lobezno se hallaba corriendo entre los inmensos pastorales.La hierva sobre su rostro y el viento golpeadole encima le hacía sentir vivo.
Estaba viviendo como se debía.
-"Baja tu velocidad,vas a caerte"-Le indicó una loba ya crecida,hablándole en aquel lenguaje.
-"Mamá"-respondió el pequeño animal-"déjame ser"
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Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una horda de patos se acercaban con paso presuroso hacia el.Habian identificado que traía pan consigo,no le dejarían escapar.
