Un día después de la visita del molesto consejero real, Bachira Meguru se paseaba por su habitación, vestido con el uniforme de los elegidos: pantalón negro, camisa blanca y la flor que representaba a su provincia -un narciso- que se había puesto en el pelo. La combinación le sentaba bien, pero Bachira aún no estaba satisfecho.
La razón de su inquietud era que aún no había decidido qué zapatos usar, ya que se le había proporcionado todo el uniforme, pero se le había permitido elegir su calzado y, según el niño, ninguno de sus zapatos viejos era lo suficientemente elegante como para causar una buena impresión.
Hoy era el traslado oficial de los pretendientes al castillo y Bachira casi sentía que podía volar de felicidad, cada vez más cerca de poder ver al príncipe.
Sin embargo, antes de partir, se organizaría una pequeña fiesta en el centro de la ciudad, donde miles de personas irían a verlo y, por supuesto, a juzgarlo, pues entre los muchos solteros de Chiba, el seleccionado había sido un cinco que no tenía ninguna calidad impresionante.
Bachira no estaba nervioso, estaba casi acostumbrado a miradas mordaces y comentarios condescendientes, simplemente quería que la gente se llevara una buena impresión de él, porque, si se casaba con el príncipe, esas personas serían sus súbditos.
Y qué mejor que ganar apoyo a partir de ahora.
A los pocos minutos de empezar a frustrarse, su madre entra en la habitación, llevando consigo una gran bolsa de mano.
"Bebé, ¿estás casi lista?" Le pregunta, al ver cómo su hijo está arrodillado, con la cabeza pegada al fondo de su armario.
"Ya hice la maleta y a toda mamá, pero no sé qué zapatos ponerme"
Yu le lleva la bolsa de regalo a su hijo, viendo cómo el niño se sorprende.
"¿Es para mí? No tenías que hacerlo", dice, sonriendo, abriendo el regalo con cuidado de no dañarlo.
En el interior, había el par de zapatillas más bonitas que había visto en su vida, eran de color amarillo claro con detalles blancos y muchos dibujos pintados a mano en la superficie, desde un girasol hasta un pequeño balón de fútbol, que representaban muy bien la personalidad de Bachira.
"Pensé que necesitarías un par nuevo y quería darte algo para recordarme mientras no estamos juntos".
Meguru se levanta instantáneamente para abrazar a su madre, lágrimas de felicidad corren por su rostro.
"Eres la mejor, mamá, muchas gracias", le dice con sinceridad, inhalando el olor a pintura tan característico de su madre, para que nunca lo olvide.
"No llores tesoro, arruinarás tu maquillaje"
El chico se aleja de la mujer, conmovido, calzándose las zapatillas con entusiasmo, viendo que le quedan perfectas. Su madre les da el visto bueno y le ayuda a peinarse y retocarse el maquillaje, dejando a su precioso hijo listo para salir.
Mientras ambos terminan de empacar las últimas pertenencias de él, entablan una conversación trivial.
"Me enviarás cartas, ¿verdad?"
"¡Por supuesto! Te contaré hasta el más mínimo detalle" le asegura Bachira tratando de consolarla "Seguro que la pasas genial sola mamá, usa el dinero de la recompensa como quieras y diviértete. Espero que no me extrañes demasiado".
La mujer soltó una risita antes de contestar.
"No te preocupes cariño, te estaré viendo todos los días en la televisión, así que no me sentiré solo"
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𝐿𝒶 𝓈𝑒𝓁𝑒𝒸𝒸𝒾ó𝓃 𝒹𝑒𝓁 𝒸𝒶𝓃𝒹𝒶𝒹𝑜 𝒶𝓏𝓊𝓁
FanficUn día, Isagi Yoichi se va a convertir en el rey de Japón, pero debido a sus desesperados estudios y falta de preparación, se ve obligado a organizar una selección, donde 47 pretendientes lucharán por obtener su mano en matrimonio y la corona. Es re...