Capitulo 4

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𝑮𝒊𝒂𝒏𝒇𝒓𝒂𝒏𝒄𝒐

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𝑮𝒊𝒂𝒏𝒇𝒓𝒂𝒏𝒄𝒐

Sentí un dolor en la espalda y un perfume peculiar, me senté tratando de adivinar donde había dormido ya que estaba consiente de que mi casa no era mire para mi costado izquierdo y estaba martina acostada en un sillón, seguí viendo el lugar hasta que visualicé a la morocha de ayer. Recién ahí caí que nos quedamos dormidos en si camarín la puta madre.

— Martina, Martina, ¡MARTINA! —. Desperté a mi amiga la cual estaba igual de perdida que yo. 

— Dale levántate te llevo a tu casa —. La ayude a despabilarse y ella empezó a juntar sus cosas.

Ahora tenia otro problema la otra chica ¿Cómo se llamaba? qsy no importa ahora, me acerque lo mas despacio que pude cuando escuche un ruido me di vuelta mirando a Martina que había tirado algunas cosas de los tocadores, casi la mato, cuando volví a a girar la cara para mirar a ¡Cata! si Cata ahí esta su nombre. Termine asustando ya que se había despertado, estaba bastante cerca mío así que retire mi rostro para poder hablar, mientras se oía a Martina reír entrando al baño.

— Buenos días—. Hablo ella primero — Me duele todo, ¿Qué hora es?—. Por reflejo mire mi teléfono. 

— La una de la tarde, nos quedamos dormidos acá seguro te cagan a pedo disculpa de ante mano, si queres te puedo llevar a tu casa. Después puedo hablar con tu representante, para que no te reten—. Me puse el camperon agarrando las llaves de mi auto esperando a Martina.

— ¡La que! la concha, eh no voy para mi casa no te preocupes, yo me arreglo después no importa, salgamos juntos total yo también me tengo que ir—. 

Mire como agarraba cosas como loca y se paro enfrente mío dándome un beso en la mejilla y salir del tráiler como si nada, cuando sentí la palmada en el hombro de martina riendo la empuje afuera y esta se fue riendo hasta el el auto, mire de reojo a Catalina se estaba por pedir un Uber, Martina se acerco a mi susurrando.

— Sos boludo, decile que la llevas—. Sonrió. 

— Me dijo que no va para la casa—. Me ataje.

— Que lento sos, yo me voy en Uber, vos llévala—. 

— No martina estas loca, Marti—. Se había ido.

— Cancela el Uber—. me gire donde la morocha otra vez. — Yo te llevo Marti tiene que hacer otras cosas—.

— Bueno dale, disculpa igual—. dijo ella mirando guardando su celular para acercarse a mi.

Destrabe el auto abriéndole la puerta, me sonrió y yo rodee el auto para subirme de piloto, encendí el auto empezando a manejar su lugar de destino no estaba tan lejos a unos 30 minutos, me conto un poco de ella para sacar charla mientras escuchábamos música por lo bajo, reímos era una piba muy cálida con un estilo tranquilo nada que ver con las minas con las que me junto a veces es muy del estilo de Cami y Marti, entraría re bien en nuestro grupo.

— ¿Viniste solo por laburo?—. Pregunte.

— Si se puede decir que si, ya tenia ganas de volver igual—. miro su celular el cual había vibrado

— ¿Sos de salir vos?—. 

— Si, no soy como vos—. Me miro a lo cual yo sonreí inevitablemente. — Pero si me gusta la joda, tengo que salir con vos una de estas noches.

A este punto estábamos parados en un semáforo a unas pocas cuadras donde ella bajaba, la mire mientras ella estaba respondiendo unos mensajes, no era por nada pero la piba estaba buena. Me miro y sonrió, me mato con eso na tengo que estar con esta piba si o si.

— dale cuando quieras arreglamos y te llevo de joda a uno de los mejores VIP—. la mire frenando el auto poniendo balizas agarro sus cosas y se acerco a mi nuevamente a lo que yo no supe que hacer.

— Dale, nos vemos en la casa de Marti, lindo—. beso mi cachete y bajo del auto, arranque el viaje para la casa de Nico con una sonrisa poco disimulada en mi cara.












almas gemelas (Gian Odoguardi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora