POV LENA
No estoy nerviosa hasta que llegamos a la casa.
Las cinco voces, de las hermanas de Kara, resuenan desde el interior y me hacen sudar las palmas de las manos. ¿Y si no les gusto? ¿Y si no cumplo sus expectativas?
Nunca antes tuve que preocuparme por algo así. Gustarle a la gente. Nunca importó realmente, porque, de cualquier manera, yo era de la realeza. Pero esta noche, con mi pelo suelto y enredado por el viento, no soy la reina. Soy una invitada en una fiesta. Y seré juzgada por mi carácter, mi personalidad, no por mi título.
Quiero gustarles a las hermanas de Kara.
No solo porque me estoy enamorando, bastante estúpidamente, de su hermana mayor.
Sino porque son mujeres de mi edad. O cercanas. Y nunca he tenido amigas. Solo instructores y conocidas de otros reinos a los que solo veo una vez al año en fiestas o cumbres políticas. Como todo lo demás, solo vine a esas asociaciones por mi título. ¿Soy capaz de hacer amigas? ¿Sé siquiera cómo?
Kara desmonta el caballo y nos vemos por primera vez desde que yo... bueno, desde que tuve mi mano en sus pantalones. Hay manchas rojas que se desvanecen en sus pómulos y una sonrisa irónica en los bordes de su boca. Parece un poco tímida por lo que ha pasado, y mi corazón masoquista se tropieza consigo mismo.
Oh, querido Dios, ya estoy enamorada de mi sirvienta, ¿No es así?
Te serviré de cualquier manera que me permitas.
Esas palabras parecen sonar entre nosotras, atrayéndonos como la gravedad. Me arranca del caballo como si pesara menos que una pluma, sujetándome contra su pecho en lugar de depositarme en el suelo. Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello e inhalo su almizcle olor. Sudor, hierba y jabón. Froto mi mejilla en sus mandíbula, disfrutando del estruendo en su garganta.
Nunca he tenido un vínculo como este con nadie, pero sé instintivamente que es único.
Esta mujer me protege. Es fuerte, temible y está hecha para la batalla.
Pero le gusta ser mi sirvienta en todos los sentidos.
No solo como su profesión, sino... de manera sexual.
Tener toda esta fuerza bruta a mi disposición, aprovechada por mis manos mucho más pequeñas, es un poder que nunca supe que quería. O que necesitaba.
Pero lo necesito.
Necesito a Kara Zor-El.
Y si me caso con un príncipe, no creo que haya forma de conservarla. No sin faltarle el respeto a mi matrimonio o a la misma Kara. Dos cosas con las que nunca soñaría.
—Tengo una idea— Dice Kara contra mi sien, voz ronca —¿Por qué no desterramos todas las preocupaciones hasta mañana, mi reina? —
—Eso me gustaría mucho— Suspiro, asegurando mis brazos alrededor de su cuello.
Su pulgar acaricia mi columna vertebral —Sabes que las desterraría para siempre por ti, si pudiera—
—Sí— Miro hacia arriba —Lo sé—
Besar a Kara es la cosa más natural del mundo. Es la única opción. La única actividad que quiero hacer con mi boca por el resto de mi vida. Si mis pies no estuvieran ya colgando de sus rodillas, levitaría. Lentamente traza la costura de mis labios hasta que se separan en un aliento y luego agacha su cabeza, casando nuestras bocas juntas. El ritmo del beso aumenta hasta que estoy tirando de su pelo y Kara se agarra a mi trasero, su pecho se hincha arriba y abajo, cada vez más rápido...
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Una Gran Reina
FanfictionKara ha jurado proteger a la joven reina, Lena de Downsriver, a toda costa. También ha jurado amarla para siempre... en secreto, por supuesto. Una relación entre una pobre y humilde escolta de palacio y la reina es imposible. Aun así, cuando escuch...