/Una cicatriz/

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Ya había pasado bastante tiempo desde que habían descubierto el color de cabello de la supuesta pareja de Aquino.

Después de eso no habían sabido nada más.

Soarinng ya tenía un poco cansados a todos sus amigos. Siempre que intentaba hacer un plan la mayoría decía que era ridículo o que simplemente no funcionaría.

A excepción de Natalan, que se había estado preocupando por su humor tan triste en esos últimos días.

❝◟✿◞❞

—Psst.. Duxo..!— Le susurro Nat desde el pasillo.

—¿Qué?— Le dijo de mal humor.

—Oye, mañana me toca el aseo.. pero me gustaría cambiarlo para el otro día, Por favor.—

—¿Y cómo por qué cambiara tu día? No creo que Locochon quiera hacerlo.—

—Es que... planeaba invitar a pasear a alguien el día de mañana y ocupo el día libre.—

—Si me dices con quien tal vez te diga que si.—

Natalan lo miro molesto y dio un molesto suspiro.

—Con Soarinng...—

—Ya te habías tardado. Ok te lo daré, pero tendrás que participar en la exploración de hoy.— Le dijo para seguir por su camino.

—Bien...—Respondió de mala gana.

❝◟✿◞❞

Aquino, Duxo, Natalan, Soarinng y Michu se adentraron a explorar una parte del bosque que habían escuchado que encontrarían oro y esmeraldas.

Natalan ya estaba harto de caminar tanto y sobre todo estar soportando a Duxo mientras hablaba y hablaba sobre lo mucho que había encantado su espada.

La noche estaba por llegar y suponía lo malo que eso era.

Todo sea por salir con Soarinng.

—Esperen..— Los detuvo Aquino, que había estado guiando a todos a la boca del lobo.

—¿Qué?— Susurro con miedo Soarinng.

—Escuche algo...—

—¡UN ESQUELETO!— Grito Michu.

Todos se pusieron alerta, sacando de inmediato los escudos y espadas que tenían.

Miraron por todos lados pero el bosque se había puesto demasiado oscuro.

Aquino bajo la guardia mientras buscaba una antorcha para poder visualizar su entorno; sin notar que el dichoso esqueleto apuntaba su arco directamente hacia él.

—¡Aquino! Puta madre ¡El bicho ese!—

—¿¡Eh!?—

La flecha fue lanzada, pero no sintió que atravesaran su estómago, solo un empujón para después escuchar un quejido ajeno.

—Mierda..— Era Duxo.

La flecha le había rozado la cintura, por lo que tenía una herida algo grande que sangraba considerablemente.

—¡Regresemos!— Aquino cargo a Duxo sobre su espalda y en cuanto estuvo de nuevo de pie corrió de regreso, guiando a todos a casa.

❝◟✿◞❞

—¡Eso fue estupido Duxo! ¿¡En que cabeza cabe que ir sin armadura es buena idea!?— C3jo le daba el merecido sermón a Duxo mientras ayudaba a vendar la herida.—¡Ni siquiera el casco!—

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⏰ Última actualización: May 20 ⏰

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