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Narra la narradora
Ya habían pasado algunas semanas desde que habían encontrado a Qiqi, todos los días era la misma rutina, despertarse, desayunar, vestirse, jugar todo el dia y en la noche cenar e irse a dormir, suena como algo relajante y divertido al principio, pero, después de vivir muchas veces la misma rutina ya era algo cansado y aburrido, por suerte, ese no era el caso para Qiqi, ya que, gracias a su terrible memoria sentía cada día como algo nuevo.
Ya podía recordar un poco mejor a Katty, Betty y a Douma, aunque cada día Qiqi les preguntara que quien eran, ellos sólo les decían su nombre y Qiqi los recordaba al instante. Incluso Douma se había asegurado de que todo lo que tuviera sea de lujo, pero, no todo era de color rosa.
Cada día Qiqi les preguntaba donde estaba el doctor Baizhu, Katty y Betty pensaban que se refería a Douma, así que le decían que pronto volvería, en cambio, Douma, se quedaba callado. Cada noche, cuando Qiqi hacia su rutina de estiramiento trataba de no olvidar leer su libreta que siempre traía consigo, leía la página del doctor Baizhu al no saber nada de él últimamente.
Cuando Katty no podía cuidar a Qiqi, Betty la tenía que cuidar, lo cual era horrible, no le daba el mismo cariño y cuidado que Katty le daba, se aprovechaba de su memoria y la trataba muy mal, cuando no se quería comer algo y según ella se portaba mal le decía que la haría comer gusanos, y cuando le tocaba cepillar su largo cabello lo hacía demasiado brusco a propósito.
Un día Qiqi estaba haciendo la misma rutina de siempre, esta vez, Betty la estaba cuidando, así que la había dejado sola en el patio jugando, no le importaba jugar con ella como Katty lo hacía.
Qiqi estaba jugando hasta que noto un agujero en la cerca del jardín, Qiqi se asomo un poco y pudo ver el exterior, no pudo más contra la curiosidad y entró al agujero.
No vio nada del otro mundo cuando llegó al otro lado de la cerca, pero tenía mucha curiosidad por que más había, así que empezó a caminar en busca de algo interesante.
. . .
Qiqi ya llevaba un buen rato caminando, no sabía cuanto tiempo, pero ya era de noche.
Así siguió hasta que vio un pueblo, pero noto que todo estaba destrozado y manchado de sangre.
Qiqi entró con curiosidad al pueblo y pudo ver algunas personas muertas en el suelo y otras mal heridas.
Qiqi confundida empezó a voltear a su alrededor para ver qué había causado eso, luego empezó a sentir el sol tocar su cuerpecito y noto que ya estaba amaneciendo.
-¡Hermana! ¡No! ¡No te vayas! -Qiqi escucho gritos de suplica no muy lejos de aquí, a si que se empezó a acercar a ver que pasaba.
Cuando llegó pudo ver a dos chicas que traían broches de mariposas muy bonitos, pero no pudo ver nada más que eso ya que estaban algo lejos, una estaba mal herida en los brazos de la otra y la otra estaba rogando con que no se fuera.
-¿Qiqi? ¿Que haces aquí, pequeña? -dijo una voz detrás de Qiqi y ella sólo volteo para ver a Douma sonriendo.
Qiqi volvio a ver a las dos chicas y noto que la que sostenía a la otra chica estaba mirando con odio a Douma y luego de unos segundos a Qiqi.
-¡Te mataré, estúpido demonio, vas a pagar por esto! -Douma solo le dio una sonrisa y cargo a Qiqi para irse rápidamente de ahí escondiéndose del sol.
. . .
-Duerme un poco ¿si? -dijo Douma acostando a Qiqi en el futon y yéndose de la habitación.
Qiqi solo se quedó callada por unos momentos, lo que acababa de ver no lo olvidaría fácilmente.
Se levantó del futon lentamente y salió de la habitación asegurandose de que nadie la viera, luego fue lentamente a la supuesta habitación de Douma, Katty y Betty la habían advertido que nadie podía entrar ahí sin el permiso de Douma, pero necesitaba descubrirlo, descubrir el secreto de Douma.
Abrió la puerta de la habitación de Douma un poco y se asomo, ahí lo pudo ver, estaba comiendo a una humana.
-Muzan-sama se enteró que tengo a una "humanita" viviendo conmigo, y ahora quiere que la lleve mañana a la reunión... Me pregunto cómo reaccionarán los demás, solo espero y no le hagan nada...- Y con eso Douma siguio comiendo.
Qiqi cerro la puerta lentamente y volvió a su habitación.
Saco su libreta y empezó a escribir en ella, ya sabía que no debía de confiar en Douma.
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