I.- El Regreso

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Scott suspiró mientras conducía de manera tranquila por la carretera, sonrió levemente al ver el letrero que le daba la bienvenida a su antiguo hogar. Pensó que jamás regresaría después de irse a la universidad, se había negado a volver al lugar que le causo tanto dolor, pero también le dio tanta felicidad. Habían pasado quince años desde que dejó a su madre, a su beta, a su mentor, su mejor amigo y a su manada. Había hablado con algunos, pero ya no eran lo de antes, el tiempo había pasado y sabía que las personas también.

— ¿Estás bien? — Christopher Argent lo sacó de sus pensamientos. Él era quien había ido por el alfa y también había contactado con los demás, claro que no le había dicho a nadie acerca de quien lo había enviado realmente.

— Si, solo es extraño.

— Lo sé.

— ¿Tu...?

— Oh, vivo en el pueblo pero tu madre y yo ya no estamos juntos. Salgo con alguien más.

Scott lo miró sorprendido, no tenía que ser un lobo para saber que el cazador era realmente feliz.

— Felicidades.

Chris solo sonrió.

*

Noah suspiró mientras veía todo el humo que había en el bosque gracias a los incendios que habían ocurrido en esas semanas.

Mason se acercó a él con una sonrisa cargada de diversión.

— ¿Ahora que hizo mi nieto?

— Nada más tomó el jeep de Stiles sin permiso, me acaba de hablar para que le demos un buen susto.

Noah rio levemente.

— Stiles y Derek están pagando todas las que me hicieron.

— No se olvide de Peter, él también esta pagando todas las que hizo.

— Es verdad, pero él se la pasa cuidando más de Dylan que de Eli.

— Oh esto será más divertido. — dijo Mason al ver como Derek se acercaba a ellos.

— Venía por los incendios, pero algo me dice que nuestro hijo hizo algo de nuevo.

— Eli se llevó el jeep. — dijo Stiles de manera seria mientras caminaba hacia ellos con las manos en la cintura, vestía su ya normal traje negro, solo que no tenía su saco puesto y su camisa estaba arremangada hasta los codos.

— Voy a llamar a Peter.

— Ya lo hice, pero esta recogiendo a Dyl de la escuela. Yo me encargó y Theo ya está en camino.

*

Eli sonrió con emoción al ver a Carlos, el hijo de Melissa y su esposo Leonardo Hernández, un hombre lobo que había llegado hace quince años al pueblo y quedó encantado con la hermosa mujer ahora doctora. El pequeño Hale llevaba un año enamorado del mexicano, era tan adorable y lindo que no podía evitarlo. Kai, su primo, el hijo de Malia y Kira, era su mejor amigo y se la vivía molestándolo con eso.

— ¿Otra vez tomaste el jeep de tu padre? — le preguntó Carlos con diversión.

— Seh. Ni lo usa, debería dejar que yo lo maneje.

Carlos rio mientras negaba con la cabeza.

— Stiles va a asesinarte.

— Quizás.

— Estas muerto, querido sobrino. — le dijo Theo mientras ponchaba las llantas del jeep.

— Mierda. ¿Pops te envió?

— Si, yo lo envié.

Eli tragó en seco al ver a sus padres, menos más que su pa no estaba, pero le tenía más miedo a su pops y a su papá.

Derek solo negó con la cabeza y trato de no sonreír al ver como su esposo suspiraba. Para su desgracia su hijo mayor era exactamente igual a él que cuando era joven.

— Estás castigado y las llantas vas a pagarlas. Solo podrás salir al instituto y a tus partidos. ¿De acuerdo? — le dijo Stiles de manera seria.

— Si, pops. — miró atrás de sus padres — Abuelo.

— Yo no les dije nada. Tienes que recordar que tu padre es el mejor agente del FBI.

— Oh, hola Carlos. ¿Te llevamos a casa? — le pregunto Stiles con una amable sonrisa.

— No, esta bien. Quedé de verme con papá en la cafetería.

— Esta bien, dile que lo veo mañana y dale mis saludos.

*

Lydia sonrió al ver a Scott, lo abrazó con fuerza y luego vio a Malia, quien veía de manera seria a los dos.

— Voy a dejar algo claro. — cruzó sus brazos sobre su pecho — Yo solo estoy haciendo esto por órdenes de mi alfa, no queremos que estén en el territorio. Él también lo hace por Allyson.

— ¿De quién hablas? — preguntó Scott confundido.

— De nadie que les importe. — dijo Kira saliendo de detrás de un árbol con su hijo a su lado, el chico de quince años tenía el cabello azabache y sus ojos eran azules, un brillante y fuerte kitsune, tenía algunos rasgos asiáticos pero no tan marcados como los de su mamá.

— Kira.

— Scott, Lydia.

— Hola, ¿cómo has estado? — trató de iniciar una conversación Scott.

— Menos charla. Tengo un partido de lacrosse. — se quejó Kai mientras colocaba su katana sobre sus hombros.

— ¿Tu hijo? — preguntó Lydia sin entender la actitud del niño que era igual a Kira, pero tan salvaje como Malia.

— Nuestro hijo. — dijo Malia mientras comenzaba a caminar.

Estuvieron unos minutos caminando de manera tranquila hasta que Scott se detuvo y tomó a Eli del cuello.

— ¡Primo! — gritó Kai mientras levantaba su mano.

— ¿Qué haces aquí Eli? Estás castigado. — le dijo Malia de manera seria.

— ¿Acaso todos se enteraron? — negó al ver la ceja alzada de su tía — Esta bien, es solo que escuche a mis padres hablar de ellos y quería ver que hacían.

— ¿Quién es él? — preguntó Lydia recordando a Stiles.

— Es...

— Elías.

Ahí los otros dos se sorprendieron al ver a Mieczyslaw Stilinski mirándolos con odio. 

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