Capítulo 11- Narra James

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Cuando nos fuimos a dormir estuve un rato pensando en lo que le había podido pasar a Wilhelm y me empecé a preocupar por Julia y si le podía llegar a pasar algo. Y decidí contárselo a Wilhelm y que me dijera lo que pensaba. Cuando se lo confesé me arrepentí un poco por si se lo contara Julia. Pero no me importo mucho. Me dormí y cuando me desperté vi que Wilhelm no estaba. Mire el reloj y vi que eran las 8:50 de la mañana. Y Wilhelm no estaba. Decidí cambiarme y buscarlo en casa. No estaba. Fui a mirar si Mónica estaba en su cama.

– Hola James- me dijo una voz cuando abrí la puerta

– Hola preciosa, ¿has dormido bien?

– Si, tengo un poco de hambre

– Vístete y ahora voy a mirar si te puedo hacer un vaso con leche

–Vale- Cuando estaba preparando su almuerzo vi pasar a alguien por la ventana, oí unos golpes y fui a mirar quien era. Abrí la puerta y me encontré a Wilhelm llorando

– Me he quedado encerrado- me dijo con la cara llena de lágrimas- llevo desde las 6:30 aquí fuera y Simon no aparece

– No te preocupes luego lo buscamos- Entramos en la casa otra vez y nos fuimos al lado de la chimenea. Wilhelm estaba realmente mal. Congelado y sin saber dónde estaba su novio, Simon. En ese momento me vino la imagen de Julia en la cabeza

– ¿Quieres que te prepare un vaso de leche caliente? ¿cómo a mi hermana?

– Si- Estaba temblando del frío, pero como se había podido quedar encerrado ahí a fuera

– ¿Qué te ha pasado?

– He ido a ver si estaba Simón en el porche y la puerta se ha cerrado. Mi móvil está en la habitación, y Simon no ha vuelto.- fui a preparar tres vasos de leche. Mi hermana vino corriendo hacia mí y me dio un fuerte abrazo y luego se sentó en la silla que había en la cocina. Cuando le dí el vaso de leche tardó menos de un minuto en beberla. Luego vino Wilhelm y también se sentó en la silla.

– ¿Cómo te encuentras?

– Aún tengo un poco de frío pero ya se me pasará.- entonces cogí el vaso de leche y puso sus manos alrededor del vaso. Entonces oímos unas risas que venían de la escalera y solo podían ser Ivan y Julia.

– Tranquilo- me dijo Wilhelm- Tal vez se han encontrado en las escaleras.

– No creo, pero eso espero- Quería a Julia como a nadie y ella solo me veía como un simple amigo. Entonces aparecieron Ivan y Julia, venían cogidos de la mano y riendo mucho, esos eran mucho más que amigos, se notaba. Mire a Wilhelm y el a mi, nos cruzamos la mirada.

– Buenos días- nos dijo Ivan pasando por la puerta con Julia entre sus manos, eso me dio mucha rabia y no pude controlarme

– No para todos- me salió solo, en ese momento solo podía imaginarme a Julia entre sus manos.

– Oye tío, tranquilízate- me dijo Wilhelm casi susurrando, Wilhelm era el único que me entendía, el único que me apoyaba. Ivan atravesó la cocina, cogió un vaso y lo llenó de agua, como si la casa fuese suya. ¿Por qué se creía tanto? Tal vez así llamaba la intención de Julia y si era así, yo me creeré tanto como él.

– Buenos días- respondí después de un minuto de silencio.

– ¿Queréis ir está noche a la fiesta del pueblo?- preguntó Julia

– Por mi bien- respondí. Si quería estar al nivel de Ivan tenía que ir.

– Me apunto- dijo Ivan

– Bueno, pero mañana buscamos a Simon.- dijo Wilhelm.

– Hay tiempo para todo, ¿a que hora es?- pregunté.

– Empieza a las 10:30 de la noche, podríamos ir a las ocho y media.-comentó Ivan, todavía no había acabado la frase pero me daba igual

– ¿Por qué tan temprano?- pregunté más que nada para molestar

– Para cenar, si no os parece bien podríamos ir a las 9- continuó diciendo

– ¿A las 9 y 30 os parece bien? - me adelanté.

– Por mi bien- dijo Wilhelm, como no, el único que me apoyaba.

– Pero llegaremos tarde- y qué más daba, Ivan siempre quería tener la razón.

– Tiene razón -dijo Julia, mierda la había cagado - ¿pero qué sentido tiene la vida sin un poco de atrevimiento?- entonces una sonrisa se apareció en mi cara

– ¿Al final a las 9 y 30?- pregunté.

– Si- respondió Julia, cosa que me gustó.

Las Cuerdas De La ConfianzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora