Capítulo 1.

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Yo lo besaba con ganas, o al menos eso era lo que yo sentía. Lo quería conmigo, pero era tan difícil.

Nunca fui una chica con un cuerpo voluminoso y apenas algún chico me miraba y me decía algo lindo. Siempre estaba despeinada y honestamente parecía una marimacha en todos los aspectos. Para las chicas de mi edad, el maquillaje y ser presumidas era ley, sin embargo, para mí solo era una pérdida de tiempo.

Y aún así, siendo el desastre que soy, él se enamoró de mí. O al menos eso me gusta pensar.

Soy sensible, babosa y demasiado fácil. Seguramente él era otro más que jugaba con mis sentimientos, ¿no? Realmente no quería pensar en eso, solo disfrutar de todo lo que sucedía justo ahora.

Ambos estábamos encerrados en mi aula. Mi profesora guía junto al profesor de matemáticas nos encerraron a ambos aquí dentro, ellos sabían que yo estaba enamorada de él. ¿Qué más da que me diera unos besos con él?

Seguía sentada sobre él moviendo mis caderas a un ritmo constante para causarnos placer. No lo estábamos haciendo, solamente estábamos tocando nuestros cuerpos. No me atrevería a hacerlo con él, no tengo la confianza y tampoco somos pareja y definitivamente no quiero que mi primera vez sea en un aula donde toda la escuela pueda escucharnos.

Eran casi las tres de la tarde cuando nos detuvimos. Yo me levanté de su torso, nerviosa y pensativa. Él también se levantó de la silla.

—¿Entonces se acabó? —Pregunté, estúpidamente mientras lo abrazaba.

Llevaba casi un año en esta estupidez, rogándole que fuéramos novios. De hecho, solamente éramos descargantes, pero por algún motivo yo me encontraba completamente obsesionada con él.

—Supongo que sí. —Murmuró a mi oído mientras que sus manos se aferraban a mis caderas.

—Yo no quiero que se termine. —Sollocé.

—Amelia. —Susurró—. Tienes que olvidarme.

Fruncí el ceño y mi corazón comenzó a palpitar rápidamente. ¿Qué? ¿Olvidarlo? ¡No podía! ¿Cómo iba a olvidar a la persona que fue la primera en mi vida?

—¿Qué? —Esta vez sí lloré—. No, no puedo hacer eso. —Jadeé.

—Amelia. —Separó su cuerpo del mío para poder verme a los ojos—. Tienes que olvidarme, te estoy haciendo daño.

—No puedo. —Confesé—. Fuiste el primero en mi vida en todo. ¿Cómo se supone que voy a olvidarle? No puedo hacerlo de la noche a la mañana. —Sorbí por la nariz.

Él secó mis lágrimas con sus pulgares y dejó escapar un muy pequeño suspiro. No sabría cómo describir su rostro en ese instante, ¿neutro?, ¿cansado?, ¿dolido?, ¿antipático?, ¿perdido? No lo sé.

—Hay gente mejor que yo que te ama. —Aseguró suavemente—. Cuando entres a mi aula no me busques, ve con tus amigas o simplemente no entres. Será lo mejor para ti, créeme.

—No. —Negué soltando lágrimas.

—Borra mi número. —Pidió de repente con su rostro serio—. Es lo mejor. —Habló cuando vio que me quedaba sin palabras.

Me arrastró con él hasta mi mochila.

—Toma el celular. —Ordenó.

—No puedo. —Lo abracé ocultando mi rostro en la cuenca de su cuello.

Lo sentí suspirar.

—Tú eres fuerte, vas a ver que sí lo vas a lograr. —Me quedé callada—. Amelia, borra mi número.

Seguiré amándote en secreto. [✓] - [Secretos#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora