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Al día siguiente Hanni despertó agradeciendo que su marido ya no estuviera en casa, era temprano, pero este ya se había ido al trabajo.

Hanni estaba un poco más tranquila, por suerte su esposo no la había despertado para maltratarla de nuevo, eso era algo bueno, había empezado bien el día. Sin embargo, no había mucho que hacer, más que la comida y mantener la casa organizada.

Entonces salió un momento para caminar y despejar su mente de todo lo que estaba pasando con su vida, tarde o temprano debía continuar, esto ya era una rutina para ella, cada mes los malos tratos regresaban, no era ninguna novedad, así que para llenarse de mejores energías decidió dar un paseo por el parque.

De un momento a otro, el recuerdo de la chica de ayer regresó a ella y la culpa de haberla tratado mal también, la coreana fue amable y Hanni se arrepentía de haberla tratado de esa manera, entonces pensó en que tal vez podría encontrarla por el parque de nuevo y disculparse.

Caminó un poco más por los alrededores buscándola.

-¿Dónde estás Minji?- Hanni se preguntó mirando el panorama, ese nombre, no lo había olvidado, por supuesto que no, era tan fácil como para hacerlo.

Y habría seguido buscando si no fuera por el fuerte empujón que recibió, el cual casi la hizo caer. Casi, de no ser por los fuertes brazos que sujetaron su cintura.

-¿Hanni? ¿Eres tú?– Minji preguntó intentando mirar el rostro de la chica a través de los lentes y cubrebocas que la contraria llevaba.

-Sí, yo..

-Lamento golpearte de nuevo, suelo mirar al piso mientras corro- Minji la interrumpió disculpándose aún sin soltar la cintura de la menor.

A decir verdad, era cómodo tenerla así.

-Venía a disculparme, no quise tratarte mal ayer, tuve un mal día, pero no debí desquitarme contigo. - Hanni aclaró agarrando los brazos de Minji para que esta soltara el abrazo en el que la tenía.

Y así lo hizo la mayor.

-Tranquila, es normal que tengamos días malos. - Minji animó.

-Entonces... ¿Me perdonas?- La menor preguntó algo impaciente.

-No. -Soltó Minji con simpleza para seguir trotando y ejercitarse.

-¿No?- Hanni preguntó confundida
comenzando a trotar a su lado -Pero ¿Por qué?

-No Creo que lo merezcas. - Minji vaciló.

-Pero vine a disculparme, claro que lo merezco.

- Bueno. - Minji se detuvo -Solo te perdonaré si aceptas desayunar conmigo.

-¿Qué?

-No tienes que pagar, solo acompáñame.

-No entiendo... - Hanni estaba realmente confundida.

-Te dije que era nueva por aquí, sería
bueno conocer a alguien. - Minji insistió.

A lo que Hanni asintió.

-Lo haría pero, hoy estoy algo ocupada.

-Entonces mañana– Minji volvió a insistir.

-Claro. - La más baja iba a irse, se había dado media vuelta para empezar a caminar pero sintió su mano ser tomada por la contraria.

-Espera, dame tu teléfono.

-Mi teléfono? - La pelinegra preguntó,
cada vez la confusión era más grande.

-Si linda, es para ponernos en contacto
y asegurarme de que no me vas a dejar plantada, deja de desconfiar tanto de mí. - Minji extendió su mano para que Hanni le diera su celular.

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