Terminar con Simón no fue gran cosa, nunca habían terminado de conocerse del todo y más allá de eso no tenían una relación propiamente dicha.
Francisco decidió dejar la iglesia y mudarse.
no habló con sus padres acerca de los motivos, pero tampoco les faltaban, las sospechas de que su hijo era un poco diferente a lo que ellos deseaban eran muchas.Poco a poco empezaron a verse e instalar una relación segura aunque lenta,no querían apurar las cosas como la primera vez.
sin embargo eso no significaba que no pasaran tiempo juntos, más bien era todo lo contrario.
-seria mejor si pudiera ponerle vino...
-no vas a ponerle vino a nada-repitió Fran mientras ponía la mesa
Esteban había preparado su plato favorito, pasta a la carbonara, mientras que Francisco preparaba todo para cena.
La mesa estaba decorada con velas y flores, creando un ambiente íntimo y acogedor. Esteban y Francisco se sentaron a la mesa, mirándose el uno al otro con amor y complicidad.
Hablaban del futuro, tenian tantos planes juntos, querían grandes cosas.
Mientras disfrutaban de la deliciosa comida, Esteban tomó la mano de Francisco y le dijo lo mucho que significaba para él. Francisco sonrió y le devolvió el gesto, expresando su amor y gratitud por tener a Esteban a su lado, aunque siempre sentía que debía medirse,no quería espantarlo.
La noche continuó con risas, miradas cómplices y gestos cariñosos. Esteban y Francisco sabían que esa cena romántica sería un recuerdo que atesorarían para siempre, un momento especial que fortalecería aún más su amor.
Y así, entre risas y miradas llenas de amor, Esteban y Francisco disfrutaron de una cena romántica inolvidable, que continuó en la habitación hasta la mañana siguiente.
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Al otro dia, Fran despertó en su cama; lentamente abrió sus ojos, intentando comprender donde estaba, había sido una noche larga.
Comenzó entonces a dibujar circulos sobre el vello del pecho de Esteban, suave y corto.
Amaba ese pecho, le generaba una seguridad que no podia sentir con nadie más.
Le gustaba ver como se elevaba suave mientras el aire entraba en su nariz.
Le gustaba verlo respirar y sentirlo vivo, allí, desnudo junto a él.
No siempre se llevaban bien, pero en esos momentos de ternura entre ellos, Francisco encontraba la paz, porque Esteban era el amor de su vida, aunque nunca se sentía capaz de decírselo, la premisa de "ir de a poco" lo ataba mucho.Esteban, perdido en un sueño profundo, comenzaba inconscientemente a sentirse observado y la sensación era tan fuerte, que finalmente despertó también.
-¿que pasa?-preguntó algo sobresaltado, viendo como Fran no podía quitarle los ojos de encima, acostado sobre él.
-te miro- respondió simplemente, sin dejar de mirarlo.
-¿porqué?
-porque me gustas mucho- respondió, sonrojandose y odiandose por eso.
Esteban lo miró un momento, y luego miro hacia la mesa de noche, en donde reposaba su reloj pulsera.
Lo tomó y miro la hora, sintiendo alivio, aún era temprano y podían dormir juntos un poco más.Volvió a mirarlo, que continuaba con sus ojos clavados sobre su persona.
-¿porqué?- preguntó sonriendo, llevando su mano al rostro ajeno, acariciandolo
-porque sos el hombre de mi vida-le afirmó y comenzó a besarle el rostro con devoción y ternura, como si en esos besos afirmara lo que acababa de decir.
Esteban cerró los ojos y lo dejó hacer, en calma.
Aquello se sentía realmente bien.De pronto, Fran se inclinó hacia delante, hundiendo el rostro en el cuello ajeno y pronunció unas palabras que erizaron la piel de Esteban por completo, dejándolo sin habla.
-sos el amor de mi vida, quiero todas mis vidas a tu lado
-vos sos el mío-dijo él con su mirada perdida en la ventana-no vuelvas a irte,por favor
-nunca-le aseguró él
Se mantuvieron así, inmóviles, comunicándose sólo con el palpitar de sus corazones invadiendo el silencio de la mañana.