Dónde todo empezó

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Adriana no era muy romántica se consideraba a si misma una chica más práctica que sentimental, pero cuando se topó con ese par de ojos verdes oscuros con pequeñas notas grises, que encerraban cierta melancolía y la miraban espectantes ya ella no supo donde estaba, a su alrededor todo dejo de existir.

Adriana sintió unas ganas intensas de besar esos lindos labios rosas que acompañaban a los ojos más intrigantes y bellos que ya casi a sus 19 años de vida le devolvían la mirada y simplemente paso... Y todo estalló a su alrededor nunca nadie la había besado como ese chico que rondaba en los 15 años lo hizo.

En la bruma del momento alcanzó a escuchar unas risas y como quien despierta de un sueño Adriana fue consciente de dónde estaba y lo que acababa de pasar

Las risas de los otros dos chicos la hicieron darse cuenta que había besado como una desquiciada a un niño que apenas acaba de hablarle en ese punto Adriana se sentía más nerviosa que avergonzada y eso a ella la incómodo mucho el no ser capaz de controlar esas ganas de volver a besarlo la estaba matando.

Pero la razón ganó la batalla y Adriana rompió el momento y para que ninguno de los presentes fueran capaz de ver la avalancha de sentimientos en su interior de como este beso la estaba afectando solo se puso la máscara de la indiferencia la cual perfeccionó para protegerse y les hizo ver que solo estaba jugando con él; nada más lejos de lo que en realidad sentía.

Ya de vuelta en casa de su madre Adriana trato de no darle vueltas al asunto pero por los siguientes días le fue imposible ya que esos ojos la perseguían ni siquiera su nombre podía olvidar Richard Armando Cáceres.

Ya rendida al deseo de volver a verlo una tarde busco la manera de entablar una conversación con la Señora Lara
la mamá de Richard, con la alegría que la caracterizaba era fácil entablar una conversación Adriana se descubrió prestando suma atención a todo lo que Lara decía sobre todo cuando alegremente le regalaba anécdotas de sus hijos incluído Richard quien con solo un beso había ganado su total atención.

De esa manera ocupo sus tardes entre conversaciones interesantes con la Señora Lara, miradas cómplices de Richard y muchos besos robados Adriana supo que se perdió para siempre en ese par de ojos y esa sonrisa nerviosa que eclipsaron su vida.

Devuélveme tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora