Capítulo 1 - Mamá y yo

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-29 de enero. El viento está helado, el sonido de las ramas de los árboles bailando y chocando entre sí es realmente relajante. Estoy solo, sentado en un banco de el parque.

Afuera hace frío, es lo que le diría un padre a su hijo para que no salga porque podría pillar un resfriado, quizás por eso no haya gente por éstas calles.- hago un punto tras las últimas letras escritas, guardo mi boli y cierro la tapa de mi pequeña libreta en donde escribo cada una de mis reflexiones sobre la vida.

Lo guardo en el bolsillo de mi pantalón y miro hacía lo lejos perdiendo la mirada en éste paisaje invernal.

La vista es preciosa, las luces opacas de los faroles iluminan las calles vacías que se encuentran adornadas por la nieve, es una de mis cosas favoritas. Me pregunto si años atrás fueron así de bonitas éstas vistas...

Saco mi móvil del bolsillo para ver la hora, y de paso corroborar que no hayan mensaje de mi madre a pesar de la pésima cobertura.
-Son laaaas... 20:38. Hora de volver a casa antes de que se haga más tarde-

Echo un suspiro y me levanto del banco de madera en el que me encontraba sentado, ya es momento de regresar a casa. Doy un último vistazo a mi alrededor contemplado la belleza del invierno en éste pequeño pueblo. Realmente disfruto de caminar por éstas frías y vacías calles, en soledad.

Por éstas zonas del país siempre hace mucho frío..

Me pregunto por qué habrán personas a las que no les gusta la nieve o el frío. El invierno es una estación preciosa y digna de admirar. Es relajante, no sudas como en verano, puedes lucir abrigos y disfrutar de comidas y bebidas calientes.

Ha pasado tanto tiempo desde que no estoy en este pequeño pueblo, el lugar que se ha vuelto un sitio especial para mí. Y sé que lo he repetido muchas veces en mi cabeza, pero en serio que preferiría vivir aquí mil veces más que en algún otro sitio del planeta, no lo cambiaría por nada en el mundo.

A veces me pregunto ¿Debería poner mi felicidad antes que los demás? y por más cruel que suene, sigo creyendo que sí. Los demás no se pondrían a pensar dos veces si salvar a la humanidad o conseguir unos cuantos euros, así que yo no me podré mal por querer tener una vida tranquila siendo feliz. Probablemente yo ni siquiera forme parte de su "sociedad", tampoco es que me enocionase ser parte de algo.

La vida no es corta, es lo suficientemente larga para volver a comenzar una y otra vez, porque núnca dejamos de aprender, núnca lo sabremos todo, ni el mismísimo Albert Einstein lo sabía todo.

«Si piensas o sientes que todo es aburrido y que nada podrías llegar a gustarte, interesarte o simplemente te sientes desanimado. Deberías parar un rato y ponerte a pensar ¿Qué es lo que estás haciendo? Y ¿Por qué lo haces? Y darte un tiempo alejado de todos para analizar qué es lo que realmente quieres lograr» Solía recordarmelo constantemente a mi mismo cundo sentía que la cosas no iban del todo bien.

Mi madre siempre me decía «No te apresures, te vas a ahogar» cuando tomaba agua de forma apresurada luego de haberme pasado un buen rato corriendo tras el gato para así poder fastidiarlo.

Pienso.. que lo que ella había dicho, se aplica también e la vida, hay que tomarse las cosas con calma e ir avanzando paso a paso para no quedarse estancado en un abismo de emociones negativas que podrían llevarte hasta el acabar contigo mismo.

Pasa lo mismo en los sistemas educativos, te bombardean con que tienes que hacer esto, luego lo otro, luego que aprendas ésto al pié de la letra, luego éstos 5 más y luego esto y lo otro, y.. uff. De verdad agotador, a penas te queda tiempo de para ti, después están los plasta de los compañeros, lo cual estresa, estresa tener que convivir con personas que molestan y no sé esfuerzan para salir adelante.

El arte de escuchar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora