Swearing Before the Altar

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SWISS

Swiss seguía refunfuñando mientras colocaba algunas velas en los interminables candelabros del techo, meneando la cola provocando el sonido de un azote en el aire. Estaba molesto. Algo andaba mal con él. Continuó caminando por el techo de la capilla poniendo velas. Ese trabajo era una tontería, sabía por qué el Papa Terzo lo había mandado a hacer algo tan ridículo. Para quitártelo, para seguir robándote tu precioso tiempo.

Desde que Terzo había regresado de uno de sus viajes te había tomado como su Hermana del Pecado favorita, siempre solicitando tu presencia hasta para tonterías como acompañarlo a un paseo por los jardines con la excusa de ayudarlo a recoger unas flores para la misa negra del domingo.

Swiss entendió que era tu trabajo y que no podías negarte, aunque no tomaste esas órdenes con disgusto, al contrario parecías muy feliz de cumplirlas. Eso era lo que le molestaba, la tierna sonrisa con la que asentías ante todas las estúpidas peticiones de Terzo le recordaba la misma sonrisa que solías darle a el. No pensaba que Terzo fuera alguien que mereciera esa sonrisa.

A veces incluso había irrumpido en tu habitación en mitad de la noche para pedirte cosas. Aunque podría preguntárselo a un demonio. Una vez, incluso pasó 15 minutos debajo de tu cama cuando casi los pilló teniendo un momento íntimo. Pude sentir la mirada ardiente de Terzo sobre ti cuando te encontró con esa linda lencería esa noche.

Siempre intentando tocar tus manos, tus hombros o tu cintura, Terzo siempre lograba tocar alguna parte de tu cuerpo o mantenerte cerca de su cuerpo. Pero no te alejarías, parecías tan feliz de recibir ese toque de él.

Nunca te dejaba sola con Swiss, en cuanto Terzo te veía cerca de Swiss te robaba y eso lo  enloquecía.

"Soy un Papa, tengo poder sobre todos, incluso sobre ti. Si ella elige tenerme a su lado no podrás detenerla. Ella es humana y tú eres un demonio, tiene sentido que al final de este juego ella me elige." Fue lo que respondió Terzo cuando Swiss intentó frenar este comportamiento suyo contigo.

Apretó los nudillos y la mandíbula y retrocedió.

Luego, en ese estado de molestia, te encontró en un pasillo desolado. Habían tenido algo de tiempo libre y decidieron buscarlo para pasar parte de su escaso tiempo juntos.

El estaba muy concentrado en despotricar mentalmente contra Terzo. Se erizó como un gato cuando escuchó tu voz resonando por el pasillo.

"Hola" tu tono era amable y dulce, como siempre lo había sido con él. Mantuvo la cabeza gacha, solo escuchando el sonido de los tacones de tus botas en el suelo.

Una ráfaga de aire entró por la enorme ventana y llevó tu olor a las fosas nasales de Swiss, quien al instante hizo una mueca de disgusto.

"Apestas." Respondió secamente, te sorprendió que te hablara de esa manera, incluso él mismo se sorprendió.

"¿Qué?" preguntaste inocentemente. En verdad no tenías idea de lo que estaba hablando, no pensaste que se refería a tu sudor que definitivamente no era lo suficientemente fuerte como para apestar. Aún así te sentiste avergonzado.

"Apestas como él" tu cara de perplejidad lo molestó y dejó escapar una sonrisa fea mientras negaba con la cabeza "Así que ha estado lo suficientemente cerca de ti como para marcarte con su asqueroso olor"

"¿De qué estás hablando?" Caminaste con cautela, acercándote lentamente a Swiss, con el ceño fruncido, no te gustaba hacia dónde quería llevar esta conversación.

Aunque no sabías de qué estaba hablando, te asustaba verlo así. Nunca antes había sido tan grosero contigo. Por supuesto, estabas cansado y molesto por todo el trabajo extra que Terzo te estaba imponiendo, pero no te uniste a una discusión con Swiss.

𝔊𝔥𝔬𝔰𝔱 𝔗𝔥𝔢 𝔅𝔞𝔫𝔡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora