The Pact

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RAIN

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Cuando le entregaste el ramo al día siguiente de tu encuentro en el desayuno, un sonrojo subió a sus mejillas pero lo aceptó con gusto.

Cuando caminaban por el jardín charlando libremente, se le sumaba un revoloteo en el estómago, una tras otra, las mariposas no paraban de formarse en su interior.

Mientras más se reunían y pasaban tiempo juntos, Rain sentía más revoloteos dentro de su estómago, al principio pensó que tal vez su cuerpo estaba siendo atacado por alguna enfermedad humana pero eso fue rápidamente descartado. Entonces una idea peor cruzó por su mente, tal vez no era el cuerpo el que estaba enfermo, tal vez él mismo estaba enfermo y eso lo aterrorizaba más que cualquier síntoma. Inmediatamente pensó que si el Clero descubría que estaba 'roto' sería devuelto al infierno y aunque era su hogar no quería regresar. No quería dejarlos. Él no quería dejarte.

Al principio pensó que podría solucionarlo él mismo, encontrar la razón de sus "síntomas" y eliminar la raíz del problema. Pero cuando sus investigaciones le señalaron a ti, se detuvo.

Él entendió todo cuando durante el verano te llevó al lago al que solía ir, aceptaste y como un caballero se ofreció a enseñarte cualquier cosa. Ignoró los síntomas todo ese día tanto como pudo. Ignora el insomnio y la excitación que lo mantuvieron despierto toda la noche, el aleteo que se hizo tan fuerte a medida que se acercaba la hora prevista para salir, ignoró cómo su corazón latía desesperadamente cuando tomaba su mano con una mochila en mano como un ángel bajando de las nubes, controló lo mejor que pudo su mirada derritiéndose sobre ti mientras conducía hacia el lago.

Y sabía que no era tan fuerte, porque dentro del agua, con tu cabello flotando sobre tu cabeza, cubierto por la tenue luz del sol a esa profundidad, con tus manos aferradas a su cuerpo para no alejarse, con tus ojos sobre él. Pero sobre todo con una sonrisa nerviosa en el rostro, sabía que no podría soportarlo.

Sostuvo sus manos en tus caderas, subiendo hasta sentir las costillas bajo tu piel desnuda, sintiendo como se contraían cada vez que soltabas aire que se convertía en burbujas que buscaban la superficie, no entendía como incluso bajo el agua fría sentía como si se quemara de dentro hacia afuera, como la tranquilidad que siempre había sentido ahora era devorada por una llama dentro de él, una llama que rogaba a su piel fusionarse con la tuya, el revoloteo en su estómago era tan intenso que había mareado su cerebro, se sentía primitivo. Pero totalmente inundado por una necesidad de poseer, de satifacer lo que esos extraños síntomas querían y aunque no lo notaste, se perdió en ti.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía soportarlo, no contigo, estos síntomas le hacían añorarte con cruda desesperación, con total descontrol. Se sintió perdido en tu piel, en tus ojos o en tu voz. Poseído por un deseo de origen desconocido que no podía mantener bajo control. Atrapado por el instinto de poseerte como un demonio a un alma inusualmente buena. Se sentía capaz de arruinarte, de quitarte todo el aire de los pulmones y de quitarte el alma como un sorbo de vida en una certeza de muerte.

Él no podría arruinarte así. Pero no podía soportar sentir que era alérgico a tu humanidad, a tu alma.

"¡Mierda!" Gritó, sintiendo cómo los síntomas regresaban con excesiva fuerza desde su interior. Se golpeó la cabeza contra la madera del estante detrás de él, con fuerza suficiente para astillar la madera y hacerla crujir. Sintió que un líquido cálido goteaba por su cuello y por su espalda. A él no le importaba el daño provocado a su cuerpo mortal. Estaba cansado de esos síntomas. Prefería el dolor físico a la tortura que se gestaba en su interior.

No podía soportarlos, lo abrumaban, había una leve sensación que podría definir como felicidad pero no era nada comparado con el resto del remolino que lo atrapaba. Así que se alejó por completo, evitó oírte, verte o incluso sentir tu presencia cerca. Pero eso lo estaba matando por dentro, algo dentro de él lo carcomía, no podía evitar mirar cosas que le recordaban a ti, incluso afuera del Ministerio había cosas que había comprado por el solo hecho de pensar que te gustarían.

𝔊𝔥𝔬𝔰𝔱 𝔗𝔥𝔢 𝔅𝔞𝔫𝔡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora