five.

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Bangchan no traia boxers, únicamente el pantalon. ¿Era de impresionarse? Para nada.

Ambos sabian a lo que iban y no necesitaban mucha introduccion, el "Vamos a ver una pelicula." no funcionaba en estos momentos.

Era tan grande la burbuja en la que se encontraban ambos, que definitivamente se habian olvidado de donde estaban, solo se provocaban el uno al otro, desesperados por dar el siguiente paso pero tampoco estaban muy seguros, al menos Seo no lo estaba del todo.

Ya quitate esto, ¿quieres? – Bangchan estaba algo irritado por la lentitud de la situacion, con sus dos manos rompio la camisa de marca que traia Changbin y la dejó en el suelo, sus manos solo atacaron su pecho para estrujarlo y siguio marcando al cenizo por todo el otro lado de su cuello.

¡Ahh! Carajo. – Las venosas manos del pelinegro estaban heladas, le empezaban a dar escalofrios con cada toque, lo unico que podia calentar sus manos era el cuerpo de Changbin, y no solo sus manos.

El cenizo mordia sus labios con fuerza, su piel era mucho más sensible al contacto que en otras situaciones, nadie en su vida lo habia tocado de una manera en la que no le quedaba ni tiempo para respirar sin jadear.

¿Puedo? – Seo se vio interrumpido por la voz ronca del pelinegro el cual estaba mirandolo desde abajo, con intenciones de poder morder sus botones rosas.

Un audible "Mhm." fue suficiente para Bangchan, paso su lengua por todo uno de sus pectorales y en un camino de besos hasta sus pezones, mordisqueo uno de estos mientras su mano viajaba de su abdomen hasta su entrepierna, con su palma masajeaba en círculos aquel bulto y de vez en cuando apretaba de manera tortuosa.

Bangchan... – El menor dejó caer su cabeza hacia atras seguido de un suspiro, apretaba sus parpados con fuerza al igual que sus manos se aferraban a cualquier cosa en su camino.

¿Es tu primera vez con un hombre? – Pronunció el mayor, dejando en paz aquel botoncito rosa.

Parecia repentino para Changbin que el pelinegro dudara sobre eso, pero era mejor preguntar, mejor prevenir que curar. – Algo así...

¿Te la han metido antes? – Aquellos ojos negros penetraron la vista del cenizo.

No... – El menor hizo una pausa antes de retractarse. – E-Es decir, si he estado con uno que otro hombre pero yo siempre he sido el activo... ¿Sabes? – Un sonrojo en sus mejillas, que tierno.

Claro que se, pero esta vez tendras que ser el pasivo porque aquí el que domina soy yo, ¿entendido? – Aquel pelinegro ladeo su cabeza a un lado.

Seo mordio su labio una vez más y asintio levemente.

Quiero palabras, no acciones. – Un pulgar del mayor apreto uno de los pezones erectos de Changbin. – ¿Se entendio o no se entendio?

S-Si... – Que humillante.

Bangchan dejó escapar un sonido de aprobación, apartó su mano y ahora se recosto en la silla.

Quiero que apoyes tu pecho en la mesa y alces tu culo hacia mi. – Entrelazo sus manos sobre su vientre y le sonrio con una mirada fija en sus ojos. – Es una orden.

Por milesima vez, Seo tragó saliva y presiono sus labios con nerviosismo; tomo espacio que habia entre la silla donde estaba Bangchan y la mesa semi-alta de madera para así ponerse de espaldas hacia Bangchan y apoyar sus manos en la mesa, dejando escapar un suspiro entrecortado antes de apoyar su pecho en aquella mesa de roble. Su cuerpo temblo a la hora en la que sintio una buena nalgada en su cachete derecho, seguido de una risa maliciosa.

CARNIVAL - BinchanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora