𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙪𝙣𝙤.

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ᴋ ᴀ ʀ ᴍ ᴀ
𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖚𝖓𝖔: les llega a todos.

El otoño había llegado para quedarse, eso nadie lo dudaba. Las calles estaban repletas de hojas caídas de diversos árboles, la gente estaba muy abrigada al punto de no poder moverse y las estufas comenzaban a encenderse en los hogares. El frío estaba pegando fuerte.

Después de una jornada de más de seis horas metida en la facultad, Lola por fin se liberaba y podía volver a su casa. Sentía los pies congelados, por lo que en su cabeza planeó una rutina bastante sencilla una vez llegaría a su casa. Llegaría, alimentaría a su gato Otto, se ducharia con agua caliente y después se haría un café para acostarse en el sillón y mirar películas. Era viernes y con el frío que hacía, no planeaba por nada del mundo salir esa noche de casa. Apenas llegó el colectivo, se subió y pagó su viaje, por suerte no era horario pico así que estaba vacío, eligió un buen asiento y se sentó. Su teléfono vibró, por lo que lo sacó de su bolso y revisó las notificaciones, instantáneamente se le dibujó una sonrisa en la cara.

Era Giani y quería verla.

Conoció al chico en un boliche, pegaron onda y esa misma noche volvieron juntos al departamento de ella. Lola se enamoró al instante, Giani sabía cómo gustar, era un experto en el tema. Se vieron un par de veces más por pedido de ella, y hasta donde Lola sabía, estaban en algo. Le gustaba hacer planes que incluían al chico, sentía que así podían unirse más, conocerse más. Hacía una semana que no se veían, él dejó de contestar los mensajes y Lola se preocupó demasiado, pensando que le pasó algo, pero se tranquilizó al verlo en Tarde de Tertulia en Luzu, suponiendo que seguro se le rompió el teléfono al chico.

Cuando llegó a su casa, saludó a su mascota y la alimentó, corrió a encerrarse en el baño y se pegó un baño. Se arregló y se puso una linda ropa. Sentía la necesidad de estar linda para cuando llegue Giani, tener su validación, un cumplido por lo menos. Lola pensaba que Giani era bastante tímido, porque solo se le escapaban lindos comentarios hacía ella cuando tenía algunos tragos encima.

Prendió la cafetera y preparó un bizcochuelo mientras esperaba al chico que se estaba tomando su tiempo para llegar. Jugó un rato con Otto, no le estaba dando tanta pelota por diversos problemas y se sentía culpable de no mimarlo tanto como antes. El timbre del departamento los alertó a ambos, Lola se levantó rápidamente del piso para abrir y Otto se fue para la habitación, odiaba las visitas pero sobre todas las cosas, odiaba a ese visitante en especial. La morocha se acomodó el pelo una vez más y después abrió la puerta.

─¡Giani, hola! ─Ella quiso acercarse para abrazarlo, pero él retrocedió y solamente le dió un beso en la mejilla.

─Hola, Lola.

La chica hizo una mueca de desilusión al escuchar el tono seco de su acompañante, pero no dijo nada. En cambio, volvió a sonreír y lo hizo pasar.

─Preparé un bizcochuelo, anda al living que ya lo llevo.

Él asintió y pasó de largo, yendo directamente a tirarse en el sillón. Lola sirvió dos tazas de café y llevó todo junto en una bandeja.

Cinco minutos. Diez minutos. Lola esperaba de forma ansiosa que Giani le cuente algo, un comentario al aire por lo menos. Pero no, nada. No le remaba ninguna conversación, se estaba comiendo todo el bizcochuelo solo y no dejaba de lado su teléfono, hablando con alguien por mensajes.

«¿Qué onda vos? ¿En qué andás?

─¿En qué ando con qué?

─Con tu vida, Gian. Hace un par de días que no nos vemos.

𝙠𝙖𝙧𝙢𝙖; giani odoguardi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora