Parte 5. La boda interrumpida

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Xivra, Elena y Bárbara se movían sigilosamente por los pasillos de la fortaleza, mientras Rufus se encargaba de distraer a todos los demás guardias y servidumbre. El plan era sencillo: rescatar a la amada de Bárbara y escapar antes de que nadie se diera cuenta.

Elena aprovechó el momento de calma y le preguntó a Bárbara sobre su amada. "Se llama Arianwyn Lintalas", respondió Bárbara con una sonrisa tímida. Elena asintió con la cabeza y le preguntó si sabía algo más sobre ella. Bárbara contó que Arianwyn era huérfana, sus padres desaparecieron hace algunos años después de uno de los ataques que sufrió una caravana de elfos druidas que viajaban hacia los bosques del norte.

Mientras Bárbara hablaba, Xivra se sentó en una silla cercana y comenzó a tocar su laúd suavemente. Sus dedos se movían con gracia sobre las cuerdas, creando una melodía que parecía reflejar la historia de Arianwyn. Elena y Bárbara escucharon en silencio, conmovidas por la música de Xivra.

Después de unos minutos, Xivra dejó de tocar y se unió a la conversación. "Arianwyn es un nombre hermoso", dijo. "Significa 'bendecida por la plata' en sindarin. Y Lintalas podría significar 'risa de las estrellas'. Imagino que es una mujer hermosa y llena de vida".

"-¿Tú sabes sindarin?", preguntó Elena con curiosidad, mirando a Xivra con los ojos brillantes. El semielfo sonrió levemente y respondió: "Como semielfo, siempre he buscado mis raíces y he aprendido algunas lenguas antiguas, entre ellas el sindarin. Sin embargo, no es mi lengua materna". Xivra se encogió de hombros con humildad, pero Elena y Bárbara podían ver la sabiduría que reflejaban sus ojos almendrados.

Bárbara asintió con la cabeza, con los ojos brillantes de lágrimas. "Lo es" "es un bello nombre, dijo en voz baja. "Y yo haré todo lo posible para salvarla".

Elena y Xivra la miraron con determinación. "Estamos contigo", dijo Elena. "Juntos, podemos hacerlo".

Los cuatro se pusieron de pie y se prepararon para continuar su misión. Rufus se acercó a ellos y les dijo que había encontrado el camino hacia la celda de Arianwyn. "Pero tenemos que ser rápidos", dijo. "La boda es en una hora".

Xivra, Elena, Rufus y Bárbara se adentraron en los pasillos sombríos de la fortaleza, siguiendo los pasos sigilosos de Rufus. Se movían con cautela, como sombras que se deslizan en la oscuridad, evitando a los guardias que patrullaban las corridors. Rufus, con su habilidad innata para sortear obstáculos, había desactivado previamente las trampas que salpicaban el camino. Aunque se notaba claramente que alguien las había desarmado, quedaban rastros evidentes: flechas esparcidas en el suelo, dardos clavados en las paredes y uno que otro trapeador abandonado a medio limpiar, evidencia de una lador poco cuidadoso.

Después de unos minutos, llegaron a una puerta pesada de madera. Rufus la abrió lentamente y los cuatro entraron al cuarto. Allí, en el centro de la habitación, estaba Arianwyn. Era una mujer hermosa, con cabello plateado y ojos azules brillantes. Estaba vestida con un vestido blanco y tenía una corona de flores en la cabeza.

Los aventureros se detuvieron en la puerta de la habitación, observando a Arianwyn con los ojos llenos de emoción. La elfa se veía hermosa en su vestido blanco, con una corona de flores en la cabeza. Pero también se veía triste y asustada.

Al entrar en el cuarto, los aventureros se encontraron con un espacio lujosamente decorado, con lámparas de oro colgando del techo y tapices elegantes adornando las paredes. La habitación estaba iluminada por una cálida luz que bailaba sobre los muebles finamente tallados y las telas suaves y sedosas.

Xivra the bluesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora