NOA

100 5 13
                                    




Llamar a Pijo. Dejo que suene un solo tono y cuelgo.

Escasos segundos entra un whatsapp

Pijo.-Dime

Noa.-Vienes ?

Pijo-Hora?

Noa.-Ya.

Pijo.-Media hora y voy

Noa.-Ok

Estas son nuestras conversaciones.

En 25 minutos abro la puerta recién duchada oliendo a Pure Seducction de Victoria Secret,  pequeño batín de encaje rojo, minúscula tanga y descalza.

-Buenas tardes, morena. Dos besos de cortesía para cerrar la puerta. 

Sujeta mi cara con ambas manos y un largo beso con lengua hasta mi alma incluido, es el pistoletazo de salida para marcar porqué estamos aquí los dos. Sexo. 

Baja sus manos por mi cuello, acaricia mi tatuaje del esternón, resbala hacia el nudo de la bata y echa un vistazo a mi cuerpo. Muerde un pezón y estira de él. Dejo caer la bata al suelo para que tenga mejor visión de lo que va a disponer.

Uuuuuummmmm mientras me huele y muerde mi yugular.

Pijo.-Tenía ganas de verte.

Adelante, pasa. No hace falta indicarle donde está mi habitación. Conoce el camino de sobra.

Pijo.-Cuanto tiempo tenemos?

Noa.-Poco más de una hora. Tengo una clase. ¿Desconectada la ubicación del móvil?

Se da una ducha rápida y mientras se seca con la puerta abierta observa lo que estoy haciendo. Muerde su labio y menea su cabeza. Tirada sobre la cama solo con el tanga y buscando una play-list en el spotify para envolver el momento. Busco preservativos y los dejo en la mesilla.

Nuestras conversaciones se basan en bien poco:

¿Todo bien? Trabajo a tope y luego te cuento.

Las conversación nos quita tiempo y eso lo dejamos para el final.... si sobra

Su erección es bien visible y todavía no me ha tocado. Desde que ha visto mi llamada perdida estará asi. Es lo que le provoco. Soy su deseo, su fantasía.

Se acerca a la cama con ojos de animal en celo.

Empieza el juego.

¡Hola, Sr. Blázquez! Me encanta irritarle así. Acostumbrado a mandar y llevar equipos de mucha gente a su mando. A que hagan lo que el ordena y punto.  Siempre de traje, corbata y pulcramente afeitado. Ahora el Sr. Blázquez está bajo el dominio de Noa.

Me cuesta un poco trabajo sacarle de su rol de dominante. Pero me encanta porque mientras le doy tiempo el hace con mi cuerpo las mil y una delicias. Acaricia, besa, muerde, cuenta y lamer cada uno de los muchos tatuajes estratégicamente grabados en mi piel en busca de alguno nuevo. Busca mi placer y es perfecto porque hoy solo me apetece recibir no dar.

Según se va calentado el tema, pregunta si he estado con alguien últimamente. Nunca le miento. Si la respuesta es sí, ese día me despido de ser yo la dominante o eso se piensa. Hoy es uno de esos días.

Escuchar la respuesta le cambia la cara y la forma de mirarme. Se acabó la delicadeza. Si antes de la pregunta estaba en mi coño jugando con mi sexo y su lengua, ahora me da la vuelta, agarra mi pelo con firmeza y me posiciona a cuatro patas, piernas juntas, culo para fuera y cabeza apoyada en la cama arqueando la espalda. No me va dejar moverme. Desperté el animal mas depredador. Bien!

Déjà vuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora