Tras un par de días camino a Cavernópoli por fin se vislumbraban los puestos, los tablones de anuncios de la periferia de la ciudad, en el pequeño pueblo minero de Cavesur. Las tensiones por las compras impulsivas de Jacob se habían disipado entre cantos de camino, la única herramienta de los viajeros para hacer más amenos los viajes.
―Ya casi estamos aquí. ―Anunció Idno.
―Por fin. ―Añadió Jacob― Ya he tenido suficiente viaje durante una buena temporada.
―¿Eres consciente de que somos cazadores ambulantes y literalmente nos dedicamos a esto?
―Oh.
―Ya, eso pensaba.
―Bueno, pues podríamos cazar un buen cerdo asado emplatado con tomillo y patatas.
―Podríamos.
―Oh, claro, el dinero...Viktor prefirió no decir nada, y el silencio se extendió hasta que llegaron al pueblo.
―Vale, entonces lo primero sería conseguir algo de dinero. ―Está vez Viktor inició la conversación.
―Exacto, y para eso necesitamos clientes. ―Coincidió Idno
―Chicos, ese de ahí parece un potencial cliente. ―Jacob apuntaba a un joven que corría con los brazos cargados de manzanas, huyendo de un jabalí enorme, con sus colmillos negros y un cuerno en la frente.― ¡Oye! ―Le gritó al chico― ¿Necesitas ayuda?
El chico dejó caer las manzanas para dar un salto y trepar un árbol.
―¡¿Tú que crees?!
―No se, ¿cuánto nos ofreces?
―¿¡Cómo!?
―Pues eso, que cuánto nos ofreces.
―Chicos, deberíamos ir ya...― Incidió Viktor.
―No. ―Jacob hizo un gesto con el dedo mandando callar. ―¡El tiempo corre, chaval!
―¡Diez! ¡Diez de plata!
―¿A cada uno?
―¡¿Pero tú estás loco?!
―Ya lo habéis oído, vámonos. ― Dijo Jacob caminando de vuelta al carro.
―¡Veinte! ¡He dicho veinte! ―Jacob giró la cabeza vacilante y lanzó una mirada pícara al joven.― ¡Cincuenta! ¡Por todos los dioses, venid ya!
―Venga, me has convencido. ―Jacob reveló su ballesta de brazo y la cargó con un virote con runas imbuidas que sacó del interior de su chaleco. ―¡Oye! ¡Cerdo inmundo! ―Gritó al tiempo que le lanzaba una roca en la cabeza. El jabalí se giró furioso, sus ojos refulgían en fuego y cargó con rabia hacia Jacob, profiriendo un grito de guerra, pero el provocador no se movió ni un paso, contó en un susurro "uno".... "dos..."―¡Y tres!
Un virote brillante silba a través del cada vez menor espacio que separa a cazador y presa, ambos creen que el otro es su víctima. Pero el virote encuentra su objetivo antes.
El jabalí se detiene en seco cuando el virote se incrusta en su cabeza, parece que no ha traspasado la primera capa de dura piel, sin embargo, a los pocos segundos, explota.
La criatura ahora yace con los restos de su cráneo humeante acompañando su inerte cuerpo.―¿Habéis visto eso? ¡Ha sido increíble! Soy increíble ―Exclamó el vencedor
―¿E... Está muerto?― Preguntó el joven bajándose del árbol
―¿Tú que crees? Le he volado la cabeza.
―Ya... Es verdad...
―¿Suele hacer mucho eso? ―Preguntó Viktor a Idno.
―¿Lo de usar armas raras? ¿Lo de disfrutar destrozando monstruos? ¿O lo de creerse el mejor? ―Respondió Idno con sarcasmo.
―Ehhh... ¿Todo?
―Pues si a todo, él es así, ya lo ves.
―Pues muchas gracias, cazador. ―El chico casi lloraba de emoción por seguir vivo.
―¿Gracias qué? ―Respondió Jacob. ―Cincuenta de plata. Ya.
―Vale... vale...Antes de que el joven pudiera sacar su bolsa de dinero, un dardo surca el cielo y se clava en su cuello. El chico se desploma.
―¡¿Es una puñetera broma!?
―¡Jacob! ¡Viktor! ¡En guardia! ¡He visto algo en el bosque!Idno desenvaina su sable, Jacob prepara su espada corta y su ballesta de brazo, Viktor se aferra a la daga que le dio Gindur sin sacarla de su vaina y busca desesperadamente algo en sus libros.
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Neuraway- El Bestiario de Viktor
FantasyViktor Saddatan, un joven amante de las leyendas de héroes y criaturas, pone por fin rumbo a su propia aventura a través de las tierras de Neuraway, una región conformada por varios continentes, cada uno con su historia, sus misterios y sus habitan...