encuentro bajo la lluvia

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Tony Stark caminaba bajo la lluvia, sin rumbo fijo. Las gotas caían sobre su rostro, mezclándose con las lágrimas que no podía contener. Había perdido la cuenta de cuántas veces había repasado en su mente la traición de Pepper. La había sorprendido en una situación comprometedora con otro hombre, y su mundo se había derrumbado. Por primera vez en mucho tiempo, Tony Stark, el invencible Iron Man, se sentía completamente solo.

Las calles estaban desiertas y las luces de neón de los bares y tiendas apenas ofrecían consuelo en la oscuridad. De repente, algo llamó su atención. Frente a un edificio abandonado, que solía ser un orfanato, vio una pequeña figura envuelta en mantas. Tony se acercó con cautela, dudando de lo que veía. Al llegar más cerca, se dio cuenta de que era un bebé.

El pequeño estaba acurrucado en una caja de cartón, su rostro apenas visible bajo las capas de tela. Estaba empapado y temblando por el frío. Tony se agachó y lo recogió, sosteniéndolo con delicadeza. El bebé abrió los ojos y lo miró, sus grandes orbes marrones llenos de inocencia y confusión.

"¿Qué haces aquí, pequeñín?" murmuró Tony, sus palabras apenas audibles sobre el ruido de la lluvia. Miró alrededor, esperando ver a alguien aparecer, pero no había nadie. Golpeó la puerta del orfanato, pero no hubo respuesta. La madera estaba podrida y los letreros indicaban claramente que el lugar había cerrado hacía tiempo.

Se quedó allí unos minutos, esperando, pero nadie llegó. Finalmente, el bebé gimió, rompiendo el silencio. Tony lo miró nuevamente y sintió un impulso inesperado. Era una sensación de conexión, de responsabilidad. No podía dejarlo allí.

"También te dejaron solo, ¿eh?" dijo suavemente, acariciando la mejilla del bebé. "No te preocupes, no te voy a dejar aquí."

Sin pensar mucho más, Tony ajustó la manta alrededor del bebé y comenzó a caminar hacia su automóvil. Mientras lo hacía, pensaba en lo que haría a continuación. Llamaría a Servicios Sociales, o lo llevaría a un hospital... pero una parte de él ya sabía la verdad. No podía abandonar a este pequeño.

Sanando Dos CorazonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora