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Mucho amor va a rondar en el aire.

Las mañanas le resultaban un poco extrañas a Jungkook, pues cada día al despertar tenía a su lado al omega

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Las mañanas le resultaban un poco extrañas a Jungkook, pues cada día al despertar tenía a su lado al omega. Algunas noches descubrió que se aferraba a el cuando parecía tener pesadillas, y el se encargaba de soltar feromonas para tranquilizarlo y funcionaba pues el ceño del omega se relajaba y tomaba un semblante tranquilo. El alfa no permitiría que le hicieran daño jamás. No otra vez.

A medida que el tiempo también pasaba, tanto su lado humano como el de lobo mejoraban su salud, pues compartían marcas de aroma con regularidad.

Por ejemplo, Jimin tenía sus mejillas más regordetas y lucía sin ojeras, su mirada brillaba y su piel estaba suave, Jungkook por también había dejado aquellas jaquecas, los ataques de ansiedad disminuían y se sentía más vital.

Pero a lo que el alfa aún no podía acostumbrarse era a los besos en las mejillas que Jimin a cada momento que podía lo hacía. Ese acto era lindo, encantador, era dulce. Así cada noche se hacía la misma pregunta en compañía de su lobo. 

¿Estamos soñando Nochu? Y el lobo solo sacudía la cola emocionado.

Con el pasar de los meses, era evidente que no había algún heredero para sus padres, pero si amor entre los dos. Un amor que se iba solidificando con el pasar de los días y las semanas.

Y aquella fecha en la que la celebración era muy importante para sus padres, estaba cerca de ser.

En la residencia Jeon era un caos porque la fiesta prometía ser la más ostentosa del año.

Su quinto aniversario de bodas.

Aquel día Jungkook regresaba a casa luego de resolver las dudas de si las rosas o los lirios estarían por separado o juntos para decorativo de mesa.

Cosas que no tenían mayor importancia como lo era el omega para el alfa, que tan pronto no lo vió en la estancia, fue al jardín, y ahí junto a las rosas el que más destacaba era el rubio regando las flores y tarareando una melodía.

Saludó entonces con una de sus manos y volvió a la cocina para buscar algo de comida que afortunadamente el rubio ya había preparado, y pronto ambos se encontraban comiendo a gusto uno al lado del otro en paz y tranquilidad.

Jimin se despidió del alfa con un beso en la mejilla y este quedó fascinado por ello como todos los días lo hacía.

Jimin se despidió del alfa con un beso en la mejilla y este quedó fascinado por ello como todos los días lo hacía

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Dreams | KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora