Brume de lavande

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Cautivados el uno por el otro se perdieron en una niebla floral en la que solo ellos dos tenían la llave para entrar, la mira sus cartas por la noche, con las luces apagadas intentaban descubrir su nombre espero no sabía leerlas y nadie quería hablar de la tenebrosa y provocativa bruja que vivía como parasito entre dos casas hacendosas casas.

Ella le escribía cartas rogándole disculpas por no poder de dejar pensar en él y las susurraba a el viento y esperaba por horas para ver si algún día recibía una respuesta.

En una niebla en la que solo ellos dos se encontraban cautivados era imposible que no terminaran encontrándose.


Una vez el sacerdote se encontró a la bruja aplena luz de el día, se sintió como una alucinación verla tan lucida a plena luz de el día.

Sentada en una fuente en el polo opuesto a en el que se encontraban un par de muchahchas.

Ella cortaba las flores que salían de alcantarillas y las dejaba fluir en las corrientes artificiales de la fuente, Uno pensaría que es una puta solitaria, pero ella era feliz, sola, disfrutando de lo que lo rodea. mientras menos humano fuecese, mejor.

En ese momento lo supo, supó que estaba enamorado.


l'amour sous la cathédrale (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora