El crepúsculo se extendía sobre los terrenos de Hogwarts cuando Draco Malfoy y Elle Riddle se encontraron en uno de los rincones más apartados del castillo. Las sombras de la noche los rodeaban, proporcionando un manto de secreto para su encuentro clandestino.
Draco observó a Elle con una mezcla de emoción y aprehensión mientras ella se acercaba a él, su figura iluminada por la débil luz de la luna. Habían mantenido su relación en secreto durante semanas, conscientes de las consecuencias de su amor prohibido.
"¿Estás bien?" preguntó Elle, su voz suave y preocupada rompiendo el silencio de la noche.
Draco asintió, sintiendo un nudo en la garganta mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas. "Solo estoy preocupado por nosotros", admitió finalmente. "No podemos seguir así para siempre, Elle. Tarde o temprano, alguien descubrirá nuestra verdad."
Elle tomó la mano de Draco con ternura, mirándolo a los ojos con determinación. "Lo sé", dijo con voz firme, "pero mientras estemos juntos, podemos enfrentar cualquier desafío que se nos presente. Nuestro amor es más fuerte que las barreras que intentan separarnos".
Draco sintió un destello de esperanza en el corazón ante las palabras de Elle. A pesar de los peligros y las dificultades que enfrentaban, sabía que no podía negar lo que sentían el uno por el otro.
Abrazándose en la oscuridad, Draco y Elle se prometieron el uno al otro, decididos a luchar por su amor contra viento y marea, sin importar las consecuencias.
Y así, en el silencio de la noche, su amor prohibido ardió más brillante que nunca, desafiando al destino y a todo lo que se interponía en su camino.