𝟒. 𝐕𝐞𝐧𝐭𝐮𝐫𝐮𝐬/𝐒𝐡𝐞 𝐡𝐚𝐭𝐡 𝐧𝐨 𝐥𝐢𝐟𝐞

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—¿Cómo sabes mi nombre...?

Mingyu se sorprendió, viendo las mariposas negras flotar alrededor del joven holder.

—Oh, simplemente lo sé —respondió con voz suave y aguda.

El moreno bajó las cejas. Observó mejor al chico y las cadenas que lo ataban de muñecas y tobillos. Estaba vestido con ropas negras y ligeras.

—Te sacaré de aquí, la Orden de Delfos te usa para sus propósitos torcidos, eres una de sus armas y estás en contra de tu voluntad, eso es obvio por como te tienen encerrado en este lugar —le explicó lo que haría, porque no sabía si el holder iba a cooperar o no.

—Soy el Veneno de Apolo, ¿verdad? Y tu compañero fue por Ojos de Medusa... Jun.

¿Cómo sabía todas esas cosas? Seguramente las había visto en el futuro, ¿pero saberlas con tanto detalle? ¿Qué clase de holder era?

Aunque eso no importaba, Mingyu lo sacaría de ahí, no tenía tiempo de pensar en esas cosas.

Calentó sus manos sin que saliera el fuego, cerrando los puños. Estos brillaron como el color de la lava.

Se puso de cuclillas y primero envolvió sus manos en las cadenas del suelo, derritiendo el metal para liberar a Minghao de ellas, tratando de no acercarse mucho a la piel del joven.

Derritió las cadenas del suelo, pero no podía quitárselas de los tobillos sin la llave, ya luego se ocuparía de eso. Luego se levantó y prosiguió con las cadenas que lo ataban de los miembros superiores.

Minghao se mantuvo callado, aún con la venda negra cubriendo ojos.

Mingyu hizo todo lo más rápido que pudo, tenía que salir de ahí por dónde entró y esperar por al jet cuando llamaran al piloto para sacar a los chicos de ahí, pues eran sus prioridad.

Terminó de derretir las cadenas y liberó a Minghao completamente de ellas.

Cuando lo hizo tomó aire y se dirigió a Minghao, el aroma de las flores lo estaban comenzando a marear y no lo dejaba pensar con claridad, así que gruñó y las quemó. No era un tonto y supuso que las usaban para drogar al oráculo.

Su fuego destruyó las frágiles flores de inmediato, aunque lo que más quería era quemar ese lugar hasta las cenizas, esa maldita orden que usaba a los holders como experimentos y a dos chicos como sus armas.

—¿Puedes caminar? —le preguntó a Minghao, una vez que le quitó las cadenas y quemó las flores que tenían ese olor dulce empalagoso.

—No he caminado en meses —respondió Minghao y Mingyu sintió la ira de nuevo en él. ¿Qué clase de vida era esa?

—Está bien, no te preocupes, te sacaré de aquí... ¿Por qué tienes puesta esa venda? —preguntó con curiosidad por eso último, antes de acercarse al chico para cargarlo.

Minghao sonrió.

—Porque ellos creen que mis visiones del futuro son más certeras si no uso mis ojos... De hecho, soy parcialmente ciego, ellos intentaron quitarme la visión por completo pero no lo lograron, por eso tengo esta venda en su lugar, para cegarme completamente.

Le sorprendieron varias cosas, que Minghao estuviera tan lúcido (porque se lo imaginaba en peor estado, aunque eso era cierto, pero aún no lo notaba) y lo que le dijo, que lo habían intentado cegar y que su visión era mala. Obra de la orden.

—Esos hijos de puta... ¿Qué te han hecho?

La sonrisa de Minghao no vaciló.

—Muchas cosas que no quisieras saber, Kim Mingyu.

Thou Shalt Trust the Seer... (GyuHao/WonHui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora