El Escolta

171 43 4
                                    

Taehyung no sabía de dónde había sacado tanta fuerza para soportar estar en la misma habitación que su jefe. Hoseok era para él una tentación completa, era el hombre a su medida y sabía que sus manos encajarían muy bien en sus caderas y en su cintura. Sus labios se veían tan besables y dulces, sus glúteos eran como dos montañas donde podía explotar entre ambas. 

Verlo cada día desnudo solo con el bóxer o solo con la toalla recién bañado era una completa tortura, deseaba tanto poder tocarlo y sentirlo, pero en esas dos semanas había aprendido a odiar tantas cosas, por ejemplo: Odiaba el agua que se atrevía a recorrer el cuerpo de su jefe, odiaba que otros escoltas le vieran con deseo y odiaba que le viera con aquella mirada tan sensual que lo llamaba a tomarlo y desearlo. 

Por otro lado, había aprendido mucho de Hoseok, era un hombre muy inteligente y asombroso ante sus ojos. Era capaz de resolver los problemas de su empresa con una rapidez y eficacia que le asombraba, además, pese a ser joven, era capaz de hacerse respetar pues tenía una presencia impresionante que dejaba a todos sin poder contrarrestar sus opiniones. Otra cosa que admiraba era que, con tan solo veinticinco años, había sido padre de sus hermanos y su sobrino quienes no tenían a sus padres reales. Le fascinaba ver como se daba el tiempo de comer con ellos y ver películas, aunque sus hermanitos eran demasiado nefastos para su gusto. 

Otra cosas que odiaba Taehyung era a aquel hombre que siempre era coqueto con Hoseok, se atrevía a secretearle y le hacía sonreír. Osaba tocar sus preciosas piernas con sus pequeñas manos y lo odiaba, odiaba que tuviese que estar con él mientras se vestía y que golpeara sus glúteos cuando lo deseaba como en ese instante. 

Jimin estaba con las piernas enredadas con las de Hoseok, estaban en el sillón de la habitación de su jefe quien leía unos documentos que le había llevado NamJoon. 

─ Te gusta, ¿No es así?

─ Jimin cállate, te va a escuchar. 

─ Es que está más bueno que el pan... No está como el chicle de canela, tan picosito como bueno. 

Hoseok sonrió ante los piropos de Jimin hacia su escolta, luego se acercó a él y le dijo con una sonrisa descarada. ─ Espero que la belleza no sea pecado, porque tendría que ir al infierno por él. ─ Ambos soltaron una sonora carcajada, Taehyung tensó su mandíbula y luego vio hacia el jardín para evitar ver aquella escena, cuando se volteó vio como si Jimin le hubiese dado un beso a Hoseok y eso lo molestó demasiado. 

─ Está celoso, te lo aseguro. 

─ Jimin, no volveré a caer en tus intuiciones. 

─ Yo no fallo, Hobi...

─ ¿Ah no? Dijiste Yoongi siente algo por ti, confiésate y lo verás, sorpresa estaba enamorado de Jhope. Luego dijiste que Jae quería conmigo que dejara esa tonta virginidad y que le aceptara un noviazgo y, ¿Qué pasó? ¡Ah sí! Se casó hace un año con esa chica extranjera y todos los demás solo m ven como puto, el amor es algo que no está en mis planes. 

─ Hobi, ya se que me he equivocado algunas veces, pero ese hombre te ve con deseo. 

─ Como todos lo demás. ─ dijo acercándose a él, Jimin lee sonrió y le dijo.

─ Pero al menos te gusta, así que solo disfruta de ese cuerpo hecho para pecar. 

Taehyung no sabía de lo que hablaban, pero estaba que se moría de celos por aquel hombre tan atrevido. Cuando desvió su mirada vio a tres sujetos queriendo escapar de la seguridad, así que saltó por el balcón y los dos amigos se asustaron y corrieron al jardín. 

─ Dongpyo, ¿Estás seguro que podremos llegar?

─ Obvio microbio, Hyung confía en mi. No pasará nada, ¿Quién sabrá que somos herederos Jung? 

Thank You For Loving MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora