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— enserio Bro – dice con el seño fruncido.

— qué? – acaso no tengo derecho a conseguirme una colegiada – dijo viendo cómo salían los estudiantes por el retrovisor derecho – esas tienen un buen culo y unas piernas uff que ni te imaginas – dice sonriendo.

— eres un pedófilo – dice seriamente – tienes que medicarte hombre no ves que todas son menores de edad, la mayoría son de trece a dieciocho, no están maduras para tí.

— vas a ligar tú o yo?

Rueda los ojos – haz lo que te dé la puta gana a mi me vale mierda.

Ríe – estúpido – sus ojos se fijaron en una chica rubia de buen cuerpo – muñeca – murmuró.


. .


— osea no entiendo, que Jhonny te dejó y ahora quiere volver por que aún te ama, eso como es?

— Beth tú misma sabes que él es un psicópata y todo eso – sonríe y mira a la castaña – tú qué opinas.

Ella alza los hombros en seña de que le da igual, caminaban por el andén mientras las dos rubias hablaban.

Silbido – diablos pero que hermosuras tenemos aquí – dice el pelinegro.

— hola guapo – dice la rubia.

Sale del auto para acercarse al trío con las manos en los bolsillos – son tan hermosas para ser de aquí – dice viendo a las dos rubias.

— chicas es mejor que no vallamos, mi mamá me puede regañar si me demoro – dice la castaña.

— oye pequeña por qué eres tan agua fiestas, sólo porque seas fea y aburrida no puedes dañar la diversión de otros, tal vez por eso no tengas pareja – sonríe.

Ella suspiró.

— ay no seas tan estúpida y escucha por una vez en tu vida – dice Caroline.

— el guapo tiene razón, eres una tonta – dice con los brazos cruzados.

Ella se fue dejando a las dos rubias con el chico pelinegro

{Son unas tontas}

Caminaba hacia el sur para llegar a su casa cuando se chocó con alguien para caer al suelo por distraída.

{ Lo que me faltaba }

— por qué demonios estás en el suelo? – dice fastidiado.

— déjame en paz no quiero hablar con nadie, quiero estar sola – dice con los ojos aguados – entiendes?

Se agacha – tal vez tienes que hablar con alguien para sacar todo eso que tienes por dentro – dice serio.

— no quiero hablar con nadie, déjame sola – se levanta y agarra su bolso, él suspira y la agarra por el antebrazo – suéltame – dice intentando mantener una voz firme.

— no puedes irte así, si tu madre te ve así se va a preocupar – dice seriamente.

— eso no te incumbe, además ni siquiera le importo a mi madre soy un estorbo – dice triste.

— te entiendo perfectamente yo también pasé por lo mismo – sonríe – pero no puedes irte mientras estés así porque un auto te puede atropellar y nadie quería ver un muerto llorando.

— pero que estupideces dices – ríe.

— tienes una linda sonrisa – acaricia su cabello – que tal si me cuentas qué te pasó para que se te pase.

— por qué te interesaría la repugnante vida de una adolescente – dice seriamente.

— pues porque no tengo nada que hacer – dijo con las manos en los bolsillos.

— de todas maneras ni siquiera te conozco así que me da igual – dijo seria.

— que tal si vamos ahí – señala el café que está en la esquina.

— okey.

. .

El ambiente era agradable, los dos estaban hablando de cosas sin sentido, mientras disfrutaban el momento.

Ríe descontroladamente – entonces le dijiste eso?

— sí porque a quién diablos se le ocurre pasarse por la nariz la leche en polvo – sonríe – alguien le tenía que decir algo o se moriría por leche en la nariz.

— eres un chico muy gracioso – dice mientras tomaba un sorbo de malteada.

— o también cuando uno de ellos intentó beber cerveza por la nariz, nena casi se ahoga – ríe – yo le dije “Han acaso la heroína es líquida?”

— ay no – dijo entre risas – esos amigos tuyos qué? – ríe.

— por lo que veo ya se te pasó – sonríe – casi lo olvido, me llamo Minho – extiende su mano a lo que ella responde.

— un placer...*timbre del celular* carajo es mi mamá – dice mientras sostenía el celular – yo... gracias por todo Minho fue un placer conocerte – sonríe y se acerca para abrazarlo – me tengo que ir.

— me dejas tu número para mantenernos en contacto? – dice a lo que ella asiente y apunta su número en el celular de él.

— listo – dice para irse pero él la detiene.

— que tal si te llevo a tu casa para que  no te demores más – dice y ella asiente.

— está bien {de todas maneras si me secuestra da igual, le pueden echar la culpa a las dos estúpidas esas}

mi camioneta está allá – señala – quieres acompañarme o me esperas aquí?

— yo te espero – sonríe.

Él asiente y se va hacia la camioneta gris entra y la enciende para llegar a donde está ella, baja el vidrio – súbete nena – abre la puerta del asiento de copiloto.

Ella sonríe y sube, se coloca el bolso en las piernas y cierra la puerta del auto.

— listo – dice la castaña

LovelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora