❝'Cause she needs somebody, to tell her that it's gonna last forever
So, tell me have you ever really, really, really, ever loved a woman? Yeah❞
Dónde los inocentes sentimientos y escenarios anhelados del capitán del Ryujin Nippon en las Olimpiadas...
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📍 27 de Julio de 2020 | Tokio, Japón.
Narrador Omniciente:
Sofía relamió sus labios con nerviosismo mientras caminaba por el pasillo que la dirigía a una de las canchas de la arena. "¿Y si me equivocaba?, ¿y si entro en un práctica que no debo? Los de seguridad me degollaran", pensó y tragó grueso al escuchar eso de sus pensamientos.
Los sonidos de zapatos deportivos rechinando y el suave eco de la música pop resonando, la calmó un poco por lo que siguió en la misma dirección hasta ser deslumbrada por la cancha techada y encerada.
Pudo jurar que sus ojos brillaron junto a los rayos de un sol japonés en horas de la tarde que contornea al grupo de jugadoras brasileñas.
El grito de una de ellas, la hizo salir de su trance mientras entraba silenciosamente al lugar.
—¡Sofía!—gritó alguien que estaba entre las jugadoras a lo que volteó al llamado y una animada Julia la saludó con su mano efusivamente.
Le sonrió avergonzada mientras le regresaba el saludo a las otras jugadoras que también la empezaron a saludar.
Conocía al equipo femenino de Brasil por puras casualidades, si se le podía denominar así a Julia Oliveiros y su particular extroversión. Desde que la chica clasificó del grupo de menores para el equipo de su nación, todo se ha llenado de conexiones y cierto tipo de confianza en la vida de Sofía Mazzeo que había sido añadida a los planes de Julia Oliveiros.
Se sentó tranquilamente en una de las bancas alejadas de los primeros puestos mientras miraba a practicar las defensas de algunas de ellas. Pudo admitir que hasta se rió de los intentos de Julia en recibir que casi la hacen dar tres vueltas en el piso, pero sabía que hacía lo mejor que podía.
Solo necesitaba a alguien que pudiera verdaderamente dedicarse a ayudarla en ese punto de debilidad que necesitaba reforzar.
Luego de varios arreglos en el grupo que jugará esta tarde y lloriqueos de Julia por no poder asistir porque debía terminar cierto trabajo, la práctica terminó con un juego entre equipo A y B de la selección brasileña y una Julia Oliveiros de cambio con la libero.
Sofía Mazzeo cada vez que veía a su amiga jugar parecía como un aire fresco de rebeldía y esperanza que extrañaba un poco luego de su cambio a Milán, aunque no podía negar que esos meses de separación la ayudaron a ver a Julia con otros ojos. Unos ojos más expectantes y atentos a sus próximos movimientos.
Quizás Japón se perdería de la gloria de Julia Oliveiros, pero las próximas olimpiadas no verían la piedad de la opuesto número 3 que estaba insaciable de algún reto grande.
Sonrió con una cierta tranquilidad al ver a Julia en su área y llena de energía como una niña de 5 años que daba saltitos de alegríamientras se acercaba a dónde la esperaba con su bolso deportivo colgado en uno de suombros y un batido de proteínas en su mano libre.
