Capítulo XVI

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-Shukaku, necesito que busques a Isobu. Es peligroso que se quedé en un mismo lugar y más si no tiene jinchuriki, los akatsuki no son un chiste que podamos ignorar- ordené.

-Me encargaré, ¿quieres que me contacte con Son Goku y Kokuo también? Sus jinchurikis son de Iwa, demasiado leales a ese viejo loco de Onoki- analizó mirándome Shukaku.

-Hazlo, también dile a Matatabi que mantenga corta la correa de su jinchuriki, si sigue como ahora pronto la atrapara Akatsuki y yo no meteré las manos al fuego por ella si es atrapada por su imprudencia, tengo suficiente con mis propias preocupaciones- bufé con molestia.

Shukaku me lanzó una larga mirada calibrando la verdad de mis palabras, pero no mentía, en estos momentos no me arriesgaría a enfrentarme a Akatsuki, no en algo que sería una clara derrota.

-Ya veo... ¿algo más?

-Deberías salir de ese frenesí de locura en el que estás. Tu jinchuriki está siendo afectado y su mente se ha vuelto inestable. Participará en los exámenes chunnin, te lo advierto, Shukaku, si en ese estado en el que está no se logra controlar y ataca a mi jinchuriki, me encargaré de que haya consecuencias-amenacé.

Shukaku estaba a punto de contestarme cuando sentí un tirón en mi chakra, al instante me alarmé sabiendo perfectamente que la única razón podría ser que Naruto estuviera en un serio peligro. Interrumpí a Shukaku antes de que empezara- Me tengo que ir, quiero mis ordenes cumplidas lo más pronto posible, Shukaku.

Con un último vistazo al espacio mental del jinchuriki de Shukaku y un asentimiento de su parte, abandoné el lugar, dejando que el tirón me arrastrara de regreso con mi pequeño zorrito. Había sido un largo mes y medio en el que me había mantenido lidiando con las recientes acciones de Akatsuki en busca de mí y mis hermanos, soy el mayor y por más que me gustara o no tenía una responsabilidad en mantenerlos a salvo de cualquier peligro. También me había encargado de hacer un plan para sacar a Naruto de ese infierno en el que vivía, había puesto el plan en marcha, pero aún faltaba tiempo para que pudiera liberar a mi pequeño jinchuriki del infierno que Konoha significaba para él.

...

-Maldito mocoso, arruinaste meses de planeación. Ahora es mi turno de enseñarte a no entrometerte en el asunto de los demás- escuché la voz de Orochimaru ahogada, como si estuviera demasiado lejos.

Con velocidad analicé los alrededores desde los recuerdos de mi zorrito, sentí mi sangre calentarse con furia, hambrienta de sangre. Ese maldito sannin serpiente había tenido la osadía de lesionar a MI zorrito. Había puesto sus asquerosas manos sobre algo que era mío, algo que me pertenecía e incluso, avariciosamente, había llegado a creer que era capaz de limitarme con un sello de mierda creado para controlar y limitar la liberación de chakra demoníaco, como si eso pudiera detenerme de cobrarle las consecuencias de haberse metido con algo mío.

Antes de cualquier ataque contra la insignificante molestia que se me presentaba, me encargue de arrastrar a mi pequeño zorrito a mí. Cuando estuvo frente a mí, no pude más que ansiar aún más la sangre de la serpiente, mi pequeño zorrito lloraba desesperado, y su cara estaba llena de la huella que las lágrimas derramadas habían dejado como un recordatorio de su miseria. Mi corazón se estrujo con dolor ante la vista, no había llegado lo suficientemente rápido como para evitar esto.

Vi en cámara lenta como levantaba su cabeza desorientado y con la visión borrosa por las lágrimas, tan pronto como me vio se abalanzo hacia la reja, con pasos temblorosos, cruzándola con velocidad y alcanzándome. Bajé mi cabeza alcanzándolo, y tan pronto como estuvo lo suficientemente cerca la froté contra su cuerpo, tratando de darle consuelo, abrazó mi cabeza y mi furia aumento a un nivel que jamás había sentido cuando sentí sus brazos temblorosos aferrarse a mí con desesperación.

Unión forzada / Kyunaru_ KuranaruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora