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Entre los flashes de las cámaras, Bradley mira al público que celebra su unión. Todos aplauden al contemplar a la pareja que saluda a sus invitados desde un balcón. En la noble familia de los Cremanata es común que las bodas se celebren en la gran mansión familiar, una tradición que se cumple desde cuatro generaciones anteriores. Aún así, nunca fue del agrado de Bradley esa casa a la que solo iba por este tipo de situaciones. Pero eso ya no importa porque es feliz y es su boda, nada debe importar más que eso.

— Sonrían para a foto. — pidió el fotógrafo, a lo que la pareja se juntaron en un abrazo. Todo era perfecto.

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(Hace 5 años)

Bradley había perdido los X-games y su reputación cayó bajo después de que todos descubrieron sus trampas en los juegos. Más aún, cuando se vio lavando toallas del equipo de tontos que ganó. De entre ellos, él que más le molestaba era  Max Goof.

Era un tipo irritante, por decirlo con suavidad, y se estaba encargando de hacer su vida un infierno. Presentándose en la lavandería para burlarse de él o quitándole la poca atención que obtenía cuando demostraba, legalmente, ser alguien destacado en algo. Preferiría comer lodo antes de tener que volver a verle, sin embargo, el mundo no estaba satisfecho y se encaprichó con la idea fastidiar su existencia.

Su padre le quitó gran parte de sus comodidades al enterarse de sus formas de obtener victorias en los X-games. Lo que llevó a un boom mediático que dejo mal el nombre de los Cremanata, más el de su padre. Solo le permitieron quedarse con un par de sus cosas más una pequeña mesada para gastos escolares.

Sus amigos o "hermanos Gamma" lo dejaron en la calle tras enterarse de lo que pasó con Tanque. La verdad es que intento de muchas formas hablar con ellos para solucionar las cosas pero no logró mucho, más que un par de palizas y humillaciones. Los demás hicieron lo mismo, todos a su alrededor le dieron la espalda.

Las primeras semanas, después de todo eso, no era más que un ser que arrastraba los pies y se ocultaba tras una capucha negra. Vagaba por los pasillos de la universidad con la esperanza de no ser visto y convertirse en la burla de alguien. Las clases se volvían tortuosas, ya que siempre debía hacer sus proyectos solo y muchas veces se le acumulaban trabajos.

La peor de sus desgracias fue terminar en la misma fraternidad que el idiota de Goof. Más que lavar olorosas toallas, más que perder sus cosas, más que perder a sus amigos, era el hecho de que nunca se podia liberar de él. Justo como este momento...

— Sabes... — empezó Max con un sonrisa burlona. — No creo que lavar sea lo tuyo. —

Bradley restregaba con más violencia la toalla que tiene  en sus manos, que estaban rojas por tallar tan fuerte. Se imagina que sostiene el cuello del chico que tenía justo al frente. Bradley podía ver sus ojos llenos de satisfacción sobre él, estaba claro que amaba verlo en esa situación y no perdía la oportunidad de hacerlo. Para Bradley era común ver a Max seguido por ahí, siempre con sus comentarios infantiles sobre como lavaba o de su situación actual.

— Me agradas más cuando estás callado, creo que eso era lo que debías hacer. — Max soltó una carcajada y sin querer dejo salir su risa tan particular.

En eso, el teléfono de Max empieza a sonar. El pelinegro se aleja para contestar la llamada que no era de nadie más que su padre. El Goof mayor preguntaba eufórico cómo se encontraba su hijo y Max no hacía otra cosa que decirle que no se preocupara, además de preguntar cómo se encontraba. Ambos parecía tener una conversación amena de padre e hijo, cosa que levantó curiosidad en Bradley.

Si bien, él y su padre no se llevaban mal, nunca tuvieron una relación muy unida. Bradley recuerda ver a su padre una vez cada dos semanas y casi siempre sus encuentros eran una especie de informes de su comportamiento al que su padre siempre sacaba un pero. De hecho, era muy raro verlos tener momentos como verdaderos padre e hijo. Muy pocos de esos encuentros eran cuando se juntaban para practicar deportes extremos. Esa fue una de las razones por las que se inscribió a los X-games.

Sin embargo, eso más que alegrarle a su padre lo decepcionó mucho. Él esperaba que su hijo se centrará en su carrera y no perdiera el tiempo en competiciones que no le darían ni buenos contactos o conocimientos necesarios para su empresa. Más de una vez le exigió que saliera de esos juegos y, ahora que lo habían descubierto, su padre le ordeno nunca mas jugar. Al ver al padre de Max sentía envidia por qué su padre no dudo ni un segundo en unirse a él para llevarlo a la victoria

Bradley cansado de lavar toallas tira la que está lavando y se sienta viendo a la nada. Max vuelve de su llamada y lo encuentra de espaldas en el mismo lugar donde él antes estaba. Max se gira para verlo y se sorprende con lo que encuentra.

— Bradley... ¿Estás llorando?

Ese fue el inicio de su relación, un abrazo lleno de calidez que dejo satisfecha una necesidad que Bradley no creía tener, consuelo.

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Amo las ships que vienen con canciones.
Le da un toque mágico xd

𝙶𝚘𝚘𝚍 𝙻𝚞𝚌𝚔! 𝙱𝚊𝚋𝚢~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora