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(Hace 2 años)

El último año de su carrera ha llegado, todos están pasando la navidad con sus familias. Todos excepto Bradley quien fue notificado hace un par de días que sus padres iban a una fiesta de navidad por lo que no pasarían en su casa, prácticamente diciendo que no lo querían ver en navidad. La mañana antes de noche buena,  Bradley se encuentra en la fraternidad, más precisos en el dormitorio de Max. Este último duerme y no es consciente de las dulces miradas del castaño.

— ¿Cuánto llevas despierto? — pregunta Max aún con los ojos cerrados.

— Unos minutos. — replica sosteniendo su rostro. — Hay que levantarse, hoy regresas a casa.

— Cinco minutos, solo dame cinco minutos. — pide el pelinegro abrazándolo por la cintura.

— Ok, te dejo dormir. — dice Bradley que se suelta del agarre de Max para levantarse de la cama.

— sabes que no me refería a dormir. —

— Vamos, tú eres el único de esta fraternidad que no corrió a ver a su familia en navidad. — Brad busca en la mini refri de los chicos y saca unas galletas con jugo.

— Sí... Bueno... Tengo dos buenas razones por las que me quedé. — Max se sienta en la cama para contemplar las espalda de su novio.

— ¿En serio? — Brad se acerca a Max para abrazarlo por el cuello. — Espero que no sea la estupidez que estoy pensando.

— Claro que lo es. — Max baja sus manos al trasero del castaño apretando con firmeza. — Sabes que siempre quise coger en la fraternidad.

— Estás enfermo. — dice Bradley recordando que, cuando el propuso hacerlo en la fraternidad, nunca pensó que fuera en todos los lugares accesibles del edificio.

— Mira quién lo dice. — Max junta sus caderas buscando la fricción entre sus cuerpos. — Nunca te oí quejarte.

Bradley sabe que están a nada de llegar a un punto de la "pelea" en donde no habría retorno para sus conciencias, así que se separa de su novio y se sienta en otra cama. Abre el paquete de galletas y le ofrece unas como un acto de rendición y tregua.

— Insisto en que ya deberías ir. No quiero que tú padre piense que te estoy secuestrando o algo parecido. — pide Bradley ofreciendo su vaso con jugo a Max.

— Entonces ven conmigo. — suelta el pelinegro antes de tomar el vaso. — No pienso dejarte solo.

Bradley quedó en silencio, él ya tenía todo un cronograma de cosas que haría en esta víspera de navidad. Mucha de ellas implicaban estar fuera del campus y claramente lo iba a aprovechar. De alguna forma, él quería tener su mente ocupada en los lugares, así no podría sentir el dolor de saber que su familia prefiere una reunión que pasar la navidad con su hijo, otra vez. Sin embargo, las palabras de Max hizo que la calidez abriera esa herida. Sin pensarlo toma entre sus brazos a su novio y acepta.

El viaje fue ameno, los dos durmieron la mayor parte del tiempo. Debieron reponer sus fuerzas después haber estado juntos por toda la noche y así estar bien para la cena. Al llegar a la casa de Max, los sorprendió ver a Goofy con Sylvia esperándolos en la puerta. De lo primero que se percataron es el prominente estómago de Sylvia, ella rápidamente los abrazó a ambos y el Goof mayor se unio a ellos, al final los cuatro entraron a la casa.

El día estuvo muy agitado, ya que Max quería salir y mostrarle la cuidad a Brad. Pero Goofy no lo permitió diciendo que la navidad era un momento para pasarlo en familia. Luego, siguió el momento de poner al tanto a los dos adultos sobre su relación y la razón de que ambos estén ahí. La primera en reaccionar fue Sylvia quien rompió a llorar al escuchar lo que los padres de Bradley le habían hecho. Luego siguió Goofy, este mostró ser un buen padre y, como todo buen padre, decidió revelar el pasado de Max a Bradley.

— Esta fue en su primer baño. — dice el Goofy pasando la foto a Brad. — Esta fue cuando le regale su primer patineta, esta fue en el concierto de Powerline, ese fue el mejor concierto de mi vida. — el Goofy mayor comenta entre sus singulares risas.

— Nunca me dijiste que conociste a Powerline. — exclama Bradley a su novio quien avergonzado encoge los hombros.

— Está es cuando a Max hizo su primera presentación de... — Goofy iba pasar la foto a Brad sino fuera por qué Max toma las fotos para llevárselas. — espera hijo, me faltan las fotos de tu secundaria.

— Tendrás que atraparme para eso. — dice Max que corre por los pasillos.

— ¿Es un reto? — pregunta Bradley sarcástico.

— Quiero ver que lo intentes. — dice Max empezando una carrera por toda la casa que divierte a los mayores.

El día transcurrió entre las preparaciones para la noche, Max y Bradley ponen la decoraciones mientras los casados preparaban la comida. Debes en cuándo, Goofy sacaba objetos que aluden a la infancia de su hijo, lo que provocaba las risas del castaño y la Sylvia.

La sorpresa invade al Cremanata cuando se da cuenta que reconoce ese sentimiento de familia. La calidez de un ambiente navideño que llama a la unión de los miembros eran cosas que formaban parte del pasado en su familia. Bradley tiene más recuerdos de pasar la navidad rodeado de extraños y fiestas super elegantes a las que prefería no ir.

Es extraño como siente esa tranquilidad con personas que considera extrañas, en un lugar extraño, patinando en su patio como si esa fuera su casa. Ya es de tarde, cuando ambos se encuentran en una rampa teniendo un momento de intimidad. Bradley mira a su novio en el atardecer y se ve precioso, como esa vez en su trabajo, no ha cambiado nada.

— Esto es muy extraño. — confiesa el castaño recostándose en el hombro de su novio.

— ¿No te gusta aquí? — Pregunta Max abrazándolo por la cintura.

— Al contrario. — Brad abraza a su novio y le da un beso para tranquilizarlo. — Quisiera que sea así siempre.

— Sabes... Estos años nos han pasado muchas cosas. Aún recuerdo los momentos en los X-games cuando éramos enemigos. Ahora estamos en nuestro último año, hemos trabajado y nos ha ido bien en clases, Yo creo que... — Max saca un papel de su chaqueta y se lo entrega a Bradley. — Podría ser así.

Brad abre el papel y mira a su novio con sorpresa. Sonríe mientras las lágrima caen sin parar, nunca pensó que él le haría esa propuesta. Max lo abraza dándole un beso mientras le dice dulces frases para tranquilizarlo. La pareja de casados los mira desde la casa, ambos les dejan disfrutar su momento y deseando su felicidad.

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(En la boda)

Es el momento en el que la feliz pareja debe dejar la fiesta e irse a su luna de miel. En el caso de ellos, irán a la casa de los padres de Bradley para empezar directamente su vida matrimonial. Antes de que salieran, la señora Cremanata pide una última foto, las dos familias se juntan y Bradley toma entre sus brazos a la novia.

Ella acomoda su muy estilizado cabello y vestido importándole muy poco si en este proceso ignora a Bradley.

— Todos sonrían tomaremos la foto en tres. — el fotógrafo se pone al frente y se prepara.

Los señores Cremanata siguen en su pelea mientras los padres de la novia solo los ignoran y hablan con la novia.

— Dos. —

Los invitados sonríen, pero Bradley sabe que sus risas son falsas y desean que él no estuviera en ese lugar.

— Uno. —

Bradley quiere recordar cosas positivas para sonreír en la foto. Quiere recordar sus momentos en la universidad, pero solo recuerda las ultimas palabras del que fue el amor de su vida.

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No es propuesta de matrimonio sino, propuesta de juntarse xd

𝙶𝚘𝚘𝚍 𝙻𝚞𝚌𝚔! 𝙱𝚊𝚋𝚢~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora