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Iba caminando tan en mi mundo hasta que escucho una voz tan familiar.

— ¿Se puede saber a dónde pensas ir? — gire brucamente, y ahí estaba ella.

Lydia  era la amistad que más años tenía, con quién podía hablar siempre de lo mismo sabiendo que me entendía y no la cansaba.

Rei al verla ya que había caído en cuenta que estaba yendo si saber a dónde, había olvidado por completo que tenía que esperarla para ir a su departamento.

Tu y tu cabeza en la nubes Mey.

— Ven aquí por favor — una vez que estábamos frente a la otra ella se lanzo sobre mi en un abrazo tan reconfortante, de la cual me sentía digna de recibirlo, apoye mi cabeza sobre su hombro aguantando la ganas de llorar que tenía.

— Mo sabes lo mucho que te extrañe— afirmó.

— Yo igual, pasaron tantas casas que...

— Tranquila— interrumpió — yá habrá tiempo de hablar, ahora mejor vamos al departamento y a comer algo.

— Está bien — asentí.

Caminamos por la calles de Córdoba, su
departamento no quedaba tal lejos de la terminal. En el recorrido Lydia me contaba que tal iban sus estudios, se había mudado hace dos años para poder  ser médica, siempre que hablaba por celular con ella me contaba algún dato de anatomía del cual yo entendía pero igual la escuchaba.

Ella era hermosa, más alta que yo, su pelo era de un color rubio miel, tenía unos ojos muy hipnotizantes de color marrón claro, desde mi vista era muy linda y las personas podían enamorarse facil de ella, pero siempre decía que prefería estar sola que sufrír por amor.

Consejo que tendria que haber seguido.

Una vez dentro del departamento, Lydia se encargo de dejar mis cosas en la habitación de invitados, yo me senté en el gran sofá del living, avisé a mis padres que había llegado bien y dejé de lado mi celular quería de verdad despejarme de todo lo que había pasado.

— Tengo una gran idea para esta noche — apareció Lydia de la nada.

— Casi que se me sale un pulmón — dije con la mano en mi pecho.

— ¿Pulmón? — me miró confundida — ¿no querrás decir corazón?

— Si, si eso — me levanto del sofá — la que sabe de anatomía eres tú no yo.

— Cierto — sonrió — como sea ya se que podemos hacer esta noche.

— ¿ver películas románticas y llorar?

Lydia me fulmigo con su mirada.
—No, y ni se te ocurra hacerlo mientras estámos acá, no tiene que gastar ni una sola lágrima más por el.

Si supiera que ya le llore todo un océano a esa persona.

— Igual lloraré por la película no por el.

— Pero porque te hará acordar a el — mierda tenía razón — . Así que no.

— ¿Bueno cuál es tu plan?

— Abrió un nuevo bar en la ciudad. podemos ir a tomar y comer algo. ademas va ir un amigo que le gustaría conocerte.

Eso último que dijo sabía hacia donde iba, querría presentarme alguien, solo para así dejar atrás a esa persona.

A este punto estoy pensado en ponerle un apodo o algo asi.

— Ni se te ocurra, el querer ser tinder de golpe.

— Claro que no — me miró ofendida — . Además es mi amigo de la facu y sería raro verlos a ustedes dos compartir saliva.

volver a enamorarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora