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"Luna que brillas en el cielo... ¿Podrías bajar a mi estrella unos momentos?".

—¡Llegamos tarde!.

Dos jóvenes corrían contra el reloj llendo hacia sus clases, el menor estaba a nada de comenzar a volar pero habían quedado en no usar sus poderes para hacer algo cotidiano.

Ellos son Conner y Jonathan, son los hermanos hijos de Superman el hombre de acero, ambos llevaban una doble vida al ser también superhéroes, muchas veces solían estresarse por tener ambas vidas y mantenerlas en balance, este es uno de esos días, cuando llegaron cada quien a sus clases tuvieron suerte.

Kent Samuel estaba parado enfrente de la puerta esperando a que abran la puerta, cuando se abrió la maestra tenia una penumbra, el salón estaba echo una sombra, lleno de mala vibra.

—M-me alegro de que llegue joven Kent.

Jon paso de largo notando a sus compañeros, parecía que les habían robado la vitalidad de su cuerpo, estaban sobre sus bancos cansados expulsando una aura negra, viro su cabeza al último puesto donde su novio lo esperaba y se dio cuenta de por qué todos parecían zombies.

Fue hasta el chico que ahora había dejado esa expresión neutra para sonreírle, es entonces que el ambiente mejoro, el chico de iris esmeraldas se levantó tomando la mano de su pareja abrazándolo, sonrió y se sentó con el, parecía que la sombra se iba y era gracias a el.

—Pense que no llegabas.

Soltó un chillido, el Omega había estado muy sensible y no es para menos, su celo ya casi llegaba, estaba a la vuelta de la esquina y su alfa se desaparecía muy seguido, canturreo palabras con ese puchero triste y como si controlará la temperatura se enfrió el salón.

—Ahhh frío, No te preocupes Dami siempre llegaré a ti.

—Mas te vale que no te hayas quedado hablando hasta tarde con Kathy.

—Ehhh no.

Claro que lo había echo, ambos alfas eran unos irresponsables que hablaban hasta muy tarde, Maya también a de estar regañando a la pobre chica.

—Bueno, ¿Que haremos hoy?.

—Tengo ensañó, ya sabes papá quiere que sea un... Beisbolista profesional.

Se arrepintió de decir eso, un chillido agudo salió de la garganta del más bajo, lo había olvidado, con lo sensible que estaba su querido Omega no podía dejarlo solo mucho tiempo, y si lo hacía tendría que dejarlo algo que esté empapado en su aroma.

—Pero estarás hay apoyándome ¿Cierto?.

—Claro, claro que iré ¿A quien más esperarias?.

—A nadie, solo a ti mi linda nube.

El haría todo por su Nube.

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Por otro lado, en algún salón lejano el Omega caminaba por los pasillos tranquilo. Sabía que alguien en específico estaba esperando por el así que se negaría a qué las clases comiencen sin el.

Llego al salón, su profesor lo recibió con una sonrisa de esas falsas, su expresión notaba cansancio es obvio que el alfa del chico había echo un escándalo por el.

—¡Love-Tim!.

El mencionado fue cuál cachorro a recoger a su lindo Omega levantado lo con una sonrisa resplandeciente.

—Mio, Mio.

El alfa era muy irracional. Con su fuerza rompía reglas y con su dinero los demás se hacían de la vista tonta, el hacia esto siempre que llegaba tarde pero no quería aprovecharse de eso por eso la prisa.

El Alfa era muy lindo cuando estaba su Omega pero llegaba a faltar o lo ignoraba y se volvía uno fuera incontrolable. Conner se sentó con su alfa debajo de el, la clase tomo su rumbo como lo hacia siempre mientras ellos dos se daban amor al final de las filas.

—¿Por qué cubres mi marca?.

—Por que papá preguntaría, y aún no quieres pedir mi mano.

—Lo haré, la pediré, no tapes, eres mío.

—Calma, lo soy.

Otra cosa, los hermanos Wayne entran en celo casi al mismo tiempo.

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