𝑺𝒕𝒓𝒂𝒚 𝑲𝒊𝒅𝒔 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔

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La musa del pintor

La chica se encontraba en una galería de arte, admirando los cuadros. Su atención capturó un cuadro que mostraba unas flores rojas. Decidió comprarlo y feliz se lo llevó a casa.

Mientras tanto, Hwang Hyunjin, el pintor de aquella hermosa obra de arte, no pudo evitar posar su vista en ella desde que entró en la galería. Algo en esa chica lo había cautivado, y desde ese momento, sin saberlo, ella se convirtió en su musa.

El chico de cabellos rubios comenzó a pintarla, capturando su belleza en cada pincelada, expresando sus sentimientos en cada trazo. Sin embargo, nunca se atrevió a revelarse, en lugar de eso, enviaba sus obras a la chica de manera anónima, porque sí, la había estado siguiendo, descubrió donde trabajaba, sus horarios, los lugares que frecuentaba y las cosas que le gustaba hacer. La había estado observando detalladamente desde lejos todo este tiempo, con miedo a acercarse demasiado. Lo había hecho, pero no de una forma acosadora. Cada vez que ella recibía sus cuadros se preguntaba quién era su misterioso admirador.

Los días pasaban y Hyunjin seguía pintando y la chica seguía siendo su inspiración. Pero ya no podía aguantar las ganas de verla, ya no podía seguir como un niño pequeño que le envía papelitos sin nombre a la niña que le gusta. Así que decidió arriesgarse y en el cuadro que le enviaría aquel día escribió una nota.

Cuando la chica recibió aquel regalo, que ya era habitual, leyó la nota y después de pensarlo un poco decidió ir a aquella galería de arte donde la invitaban, donde decían que se encontraría a ella misma en cada obra.

Y así fue, la chica llegó a aquel lugar y se quedó boquiabierta al ver muchas más pinturas de las que ya había recibido. No se lo podía creer, era como encontrar un álbum de fotos tuyas en el celular de otra persona.

Y mirando fascinada cada cuadro, vio a un chico alto y de largo cabello rubio observándola desde el otro lado de la sala. Sus miradas se encontraron y fue entonces cuando conoció a su amante secreto.

Hyunjin se acercó a ella. El nerviosismo de ambos era muy notable. Se miraron por unos segundos hasta que ella decidió hablar.

-¿Eres tú quién ha estado pintando mis retratos?

-Lo sé, es un poco extraño. Pero no pude evitar sentirme inspirado por ti. -se apresuró a decir con una pequeña sonrisa.

-Es extraño, pero es... romántico. -dijo ella un tanto ruborizada.

Se tomaron de la mano y apreciaron cada cuadro, juntos esta vez. Hablaron de arte y también de amor. Se dieron cuenta de que tenían mucho en común y de que complementaban perfectamente.

Y aunque parezca algo perturbador, aveces es bueno tener a alguien obsesionado con nosotros, alguien que nos observa en secreto. Porque ese alguien nos muestra aspectos de nosotros mismos que quizás no hubiéramos descubierto de otra manera, y eso es simplemente fascinante.