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❘༻Felix༺❘
Pedido: Chubbsoft

El beso del vampiro

Te encontrabas en la playa, sentada en una banca aguardando la llegada del pecoso que habías conocido en aquella cafetería. La brisa jugaba con tus cabellos mientras escuchabas el suave murmullo de las olas y el crepúsculo se extendía sobre el cielo, creando una atmósfera de misterio.

Al poco tiempo, Felix apareció. Su rostro hermoso y sus encantadoras pecas destacaban a la luz de la luna. Sonreíste al verlo y se abrazaron amablemente.

-Perdón la tardanza, tuve un atasco.

-No te preocupes.

-Te vez hermosa, siempre. Pero me gusta más tu cabello suelto. -halagó.

-Gracias. -dijiste esperando que la noche ocultara tu rubor.

-¿Te apetecen unas bebidas?

-Sí, me parece bien.

Se dirigieron hacia una pequeña tiendita que había cerca de allí. Mientras esperaban en la fila para pagar, algo llamó tu atención.

-Mira, Felix, ¡un hamster! -exclamaste emocionada al ver un pequeño roedor en una jaula cerca de la caja registradora.

Felix asintió con la cabeza, un poco incómodo. No le gustaban mucho los animales, no en ese sentido. Te acercaste a la jaula, riendo al verlo correr en su rueda.

-¿Cómo puedes estar tan entretenida con ese animal? -preguntó el chico a tu lado.

-¡Es tan adorable! ¡Mira como corre!

Felix trató de disimular su incomodidad, pero no pudo evitar notar la forma en que el pulso del roedor latía bajo su piel. Sintió una extraña sensación de hambre y tuvo que centrarse para no pensar en lo sabroso que debía de ser. Después de unos minutos regresaron a la playa con sus bebidas. El pecoso suspiró aliviado al alejarse de la tiendita, pero aún con esa sensación palpitante.

Se sentaron en la arena, observando el paisaje nocturno. La conversación fue fluida y las risas se escucharon durante unos momentos. Sin embargo, notaste inquietud en el rubio.

-¿Te sientes bien? -preguntaste preocupada.

-Sí... estoy bien. -dijo, pero no lo parecía.

El rubio tenía sudoraciones, y estaba temblando, su respiración era entrecortada. Tenía su mano hecha un puño sobre la arena, y sentías unas inmesas ganas de cogérsela.

-¿Debería hacerlo? Vamos, hazlo. -pensaste, sentías una mezcla de pánico y ansias por hacerlo. -Cógele la mano, quizás así se calme.

Pero justo cuando estiraste tu mano para hacerlo, él retiró la suya, poniéndose de pie repentinamente. Tú, que habías tomado la copa de coctel para justificar el repentino movimiento, lo miraste un poco desconcertada.

-Voy a la tienda, traeré más comida.

-Voy contigo.

-No. Quédate aquí, ya vuelvo. -te detuvo y se fue corriendo de vuelta a la tiendita.

El rubio no estaba bien, parecía enfermo, pero no entendías por qué. Minutos antes había estado estupendo. Quizás la bebida le afectó el estómago.

Felix tardaba demasiado, por lo que decidiste ir a buscarlo. La tienda estaba a punto de cerrar, pero él no estaba allí, te preguntabas a dónde pudo haber ido. Escuchaste un chillido, justo al lado de la tiendita, donde habían unas cajas y contenedores de basura y fuiste a echar un vistazo.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒚 𝑲𝒊𝒅𝒔 𝑶𝒏𝒆 𝑺𝒉𝒐𝒕𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora