Dos chicas se conocen. Se hacen amigas. Se enamoran. ¿Por qué nos empeñamos en hacer complicadas las emociones más sencillas?
Esta historia de amor entre dos chicas, una de ellas declaradamente homosexual y la otra en vías de autodescubrimiento...
Emma se encontraba en su habitación, sentada en su cama mientras su perrita Nellie recostaba su cabeza en sus piernas. La castaña había decidió revisar el perfil de Instagram de Jenna, solamente por curiosidad.
Vio una foto de la morena con sus amigos, otra sobre un libro de Grecia antigua, hasta que finalmente paró en una divertida publicación.
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Emma rió ligeramente, divertida por la publicación. Aunque tenía que admitirlo; Ese gato y la morena sí que se parecían.
Sin más, siguió bajando hasta encontrar otra publicación que también llamó muchísimo su atención.
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Fue cuando el semblante de la castaña cambió rotundamente, a uno de preocupación. Obviamente conocía ese lugar; Era uno de los pasillos de la escuela.
En ese momento la imaginación de la ojiazul comenzó a maquinar e imaginarse a ella misma en aquel pasillo, como si estuviera mirando a Jenna en el fondo de este siendo atacada por comentarios asquerosamente homofóbicos, tales como;
–"Uno de noveno es lesbiana."
–"Agh, no es acoso, si lo piensan, ella misma se lo buscó."
–"¡Esto es una escuela de chicas!, ¡¿qué esperaba?!"
–"Pero que asco."
Emma comenzó a imaginar también a diferentes cuatro figuras femeninas rodear a la morena, burlándose de ella, acosándola, haciendo más comentarios llenos de homofobia.
–"Apuesto que nos mira en el vestidor..."
–"Preferiría estar muerta a ser maricona."
La ojiazul comenzó a preocuparse al imaginar la cara de desesperación de Jenna. No podía dejar de imaginar todo el acoso y bullying que había vivido anteriormente solo por ser lo que es.
Odiaba pensar que alguien tan genial y tierna como ella pudiera sufrir tanto.
—Jenna...—Habló inconscientemente, sintiéndose realmente mal por no hacer ni decir nada al respecto.
