Susurros Perdidos

Capítulo 1

Primer capítulo

— Eres una deshonra para la dinastía Cerri - Negaba con la cabeza, mientras se encendía un porro y daba vuelta a su escritorio hasta quedar frente a mi rostro.

— Sabés que yo no... - Me callo a la mitad, dándome una bofetada.

— Claro que lo decides tú, no me detendré a pensarlo. Estamos muertos sí alguien de nuestro círculo se entera que tengo un Sodoma con la sangre Cerri corriendo por sus venas.

Solté una carcajada hacía mis adentros, sí supiera que me he follado a todos los de círculo, hasta a los más ancianos, no es por presumir, pero tienen una experiencia que un niñato cualquiera no tendría; no solo moriría, si no él mismo pediría que lo llevarán a la orca.

— Padre, soy mayor de edad y tengo derecho a decidir en donde deseo estar...

— Vives bajo mi techo, bajo la dinastía Cerri

Y dale con los Cerri.

— Se lo importante que es para tí conservar la reputación de los Cerri, pero tengo derecho a manejar mi vida solo... No quiero ir a la milicia.

— Lo harás y no pienso discutirlo ni un segundo más Nuto, ahora vete.

***

— Enserio te irás — Dijo Daniel acariciando mi abdomen

— Me ves cara de que estoy mintiendo

— No... ¿Y qué haré después de que te marches?

— Buscarte alguien más con quien follar

— Seguramente voy a publicar un anuncio en todos los periódicos que Italia posee

"Daniel Craftsad busca varón de compañía que complazca sus sucias y retorcidas fantasías sexuales"

— Vamos, no seas tan dramático, apostemos a que no llevaré ni una semana ahí y me regresarán.

— ¿Regresando a un Cerri? Estás como que en otro mundo, jamás harían eso.

— ¿Tú también?

— Sí, también yo

— Jodete, ¿Y cuál será mi regalo de despedida? Como podrás saber mi madre ha gastado una gran cantidad de euros en una tonta fiesta

— Verás, ¿Qué le puedo dar yo un joven de alma pobre y escasos euros a un joven de papis empedernidos y que apuesto hasta sudán euros?

— ¿Pobre? ¿Tú? Santo cielos, como que se te ha pegado mucho eso de la humildad eh.

— Bueno, ya se.

Me empujo sobre el césped y se montó sobre mí, abriéndome las piernas y sacándome las botas. Comenzó a besarme y a soltar los botones de la camisa uno a uno, un gemido escapo de mi boca — Podrían vernos aquí... Ah... - Seguía besándome y mi cuerpo solo reaccionaba más y más, se levantó y me miró.

— Nuto, por todos los cielos. No hay alma en toda europa que no sepa que el único heredero Cerri se folla a cuanto varón se encuentra

Me lleve una mano al corazón, tratando de hacerme el herido.

— Pero tengo dignidad, y no quiero que me vean desnudo y contigo montandome. Además hay bichos, puede que uno...